Luego de cuatro años al frente del gobierno bonaerense, María Eugenia Vidal presentó un resumen de gestión que llamó una «rendición de cuentas», en un comparativo entre cómo encontró la Provincia en 2015 y como la deja cuatro años después. Fue la primera muestra del relato vidalista que la dirigente comenzará a usar para caminar el territorio fuera de poder. Además, busca homogeneizar el discurso con los otros actores de Cambiemos.
Con la intención de anticiparse al resultado de la transición que Axel Kicillof anunció que presentará en los primeros días de su gobierno, la mandataria saliente presentó una «rendición de cuentas» de su gestión que confronta con la idea de «tierra arrasada». Eligió Vicente López para hacerlo, el distrito donde a Cambiemos mejor le fue en la última elección en el conurbano y donde gobierna Jorge Macri, uno de los aspirantes a quedarse con el traje de candidato en 2023. Así mostró una ofrenda de unidad y evita La Plata donde los sindicatos estatales estallan en reclamos.
Así, Vidal dio la primera muestra de su relato, el que usará los próximos años para caminar la provincia lejos del poder. Vuelve a ser la «underdog», como en 2015. Tiene una ONG armada con la que trabajará en lo social y para muchos aspira a ser la primera candidata a Diputada Nacional en dos años.
Una de las banderas que levantará la todavía Gobernadora de la Provincia es haber recuperado el Fondo del Conurbano bonaerense, congelado desde hace años, por eso fue el primer tema que tocó en la presentación: «a partir de la firma de un consenso fiscal con el gobierno nacional y todas las provincias, recuperamos 21 mil millones de pesos para la provincia de Buenos Aires en el 2018, 44 mil millones de pesos en el 2019 y a partir del 2020 estas sumas se van a actualizar por inflación automáticamente”. Y agregó: “Les puedo anunciar que estamos trabajando con el gobierno nacional para, en esta semana, terminar de instrumentarlo”, adelantó.
Aunque no todos son logros, sin tapujos Vidal buscó confrontar con el Mandatario electo y aseguró que la deuda que ella deja en la provincia es menor a la que recibió. Según la exvicejefa de Gobierno Porteño, en 2015 encontró que el pasivo era de 9.300 millones de dólares pero «a medida que fueron pasando las semanas fuimos encontrando expedientes, facturas, deudas a proveedores, a organismos provinciales, al Banco Provincia, que nos revelaron que había una deuda no registrada que también teníamos que pagar y que era equivalente a 1.800 millones de dólares», en un dato que recien se conoce cuatro año después de que asumiera. Por eso, para ella la deuda que se encontró era de 11.200 millones, 200 más de lo que dejará la semana próxima cuando abandone el Ejecutivo bonaerense.
En la lista de destacados, la Gobernadora puso al Banco Provincia, que deja con una fuerte pelea con su representación gremial y una denuncia penal hecha por el gremio por la utilización de 5000 millones de pesos que pertenecían al tesoro de la entidad bancaria; además, como lo hizo las en actividades públicas las últimas semanas, levantó el trabajo en salud, con la llegada del SAME y la Red AMBA. En materia de educación, destacó «la red de aprendizaje de escuelas y el plan de robótica en todos los jardines», y dijo que «hoy hay 131 edificios escolares nuevos y aún así no alcanza, hay que seguir trabajando”, aunque para los gremios docentes este número está inflado.
Sin olvidarse de sus dos caballitos de batalla dialécitos, Vidal motró como puntos fuertes el funcionamiento de los planes de asistencia social que tiene la Provincia y su famosa «pelea contra las mafias» en materia de seguridad, donde contó que en Buenos Aires disminuyó «a cero» los secuestros extorsivos, bajaron un 36,2 por ciento los delitos de homicidio doloso respecto a 2015 y se derribaron 150 bunkers de droga.
Desde la semana que viene Vidal saldrá a caminar la provincia como una de las principales dirigentas opositoras al Gobierno de Axel Kicillof y su «rendición de cuentas» será el mantra a repetir para crear su propio relato que la pueda llevar de vuelta al poder.