Por Jorge Marquez (politólogo y docente universitario)
Los vientos de cambio, que se apagan, muestran como experiencias locales tratan de supervivir más allá de la derrota macrista en las PASO.
Es por eso que Molina aparece en los afiches sonriendo con un fondo celeste. Sin amarillo ni la palabra Cambiemos, huye de Macri y Vidal.
Busca así, escaparse de un gobierno del que formó parte y que lo apoyó de manera contundente. Basta recordar las repetidas visitas y el apoyo económico extraordinario.
Lejos quedó el 2015, cuando la boleta de Macri llevaba como candidato a intendente a alguien conocido mediáticamente, que nada sabía de gestión y que enarbolaba como fortaleza, justamente, venir de “afuera”.
Esto no era nuevo. Los noventa marcaron el cenit de los outsiders, cuando los insiders no lograban entusiasmar a una ciudadanía desilusionada.
El 2015 fue la primera oportunidad en la que alguien con estas características llegaba al poder: hasta entonces, salvo los interventores de facto, los intendentes habían surgido de estructuras partidarias.
Como forma constitutiva, ser un outsider mediático no exigió capacidades ni requerimientos, bastó “ser foráneo”. La novedad vencía a los argumentos.
En esa tónica, antes de asumir, Molina diría, como metáfora simpática de su profesión de cocinero: “Cuando lo proyectás, la política puede ser un plato agradable” (Perfil, 2015). Por aquellos días afirmaba como preocupación: “… Veinticinco por ciento de alta marginalidad en Quilmes. Eso significa gente que se inunda, que no tiene techo, que no come, que no tiene cloacas, que tiene la basura alrededor de su casa o vive directamente sobre la basura… “
No fue todo tan fácil ni superficial. Hoy, el Partido atraviesa una situación crítica comprobada en lo que respecta a la niñez, inundaciones y posibilidades de acceso a la vivienda. Debemos señalar también, que la basura se constituyó en un problema crónico durante gran parte de la administración.
Casi cuatro años después, muchos de los que llegaron descendiendo de “un mundo áureo” ajeno al “barro político”, demostraron no ser más capaces, ni más trabajadores, ni más eficientes.
Mostraron no tener mayor sensibilidad social, ni plantear soluciones para la inseguridad.
Como agravante, para quienes enarbolan la “no política” como solución integral a nuestros males, comprobaron con sus actos que no hay “Repúblicas o Democracias” que importen más que los ingresos propios, cualquiera sea el contexto social.
En plena emergencia alimentaria, los eventos que más se promocionan están relacionados con ferias de comida que no se caracterizan por tener objetivos solidarios.
En ese rumbo, los outsiders, que ya son insiders, parecen ser víctimas de voracidades que nada tienen que ver con promesas de campaña. Mientras quienes eran exitosos “CEOS” se escondan en la planta municipal, se sabe queMartiniano Molina gana más que el presidente.
Aquel que lo llevó al poder, y del que intenta despegar a toda costa.
Referencias
Cuando lo proyectas la política puede ser un plato agradable (8 de noviembre 2015). Diario Perfil. Recuperado de https://www.perfil.com/noticias/protagonistas/cuando-lo-proyectas-la-politica-puede-ser-un-plato-agradable-20151107-0055.phtml noviembre 2015
PertotWerner (2 noviembre 2015). Se podía gestionar con 4.000 empleados.Página 12. Recuperado dehttps://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-285197-2015-11-02.html
Muy buena nota. Una reivindicación lateral de la política como modo de organización y búsqueda de soluciones generales.