(Por Christian Skrilec)
Según el cronograma electoral, el pasado 7 de septiembre, comenzó formalmente la campaña, lo que amerita describir cual es la situación electoral de Quilmes y las expectativas y estrategias de las listas que siguen en carrera a la elección del 27 de octubre.
Los sectores políticos suelen apropiarse de la lectura de los números para su propio beneficio. Después de las primarias de agosto, el oficialismo se esforzó en destacar que Martiniano Molina fue el candidato más votado, cosa que es absolutamente cierta aunque su verdad es relativa. Molina obtuvo 114.823 votos, seguido por la candidata opositora Mayra Mendoza, que alcanzó un total de 103.464. La realidad es que Mendoza participó de una interna cuyo volumen ascendió a 189.994 votos, es más, los tres siguientes candidatos más votados de las PASO, también pertenecen al Frente de Todos, y ninguno de ellos participará en la elección general.
A ojos vista y explicado con sencillez, para que haya competencia en octubre, Molina deberá sumar votos y Mendoza perder votos.
La estrategia oficialista guarda cierta complejidad porque al menos debe dividirse en tres frentes. En primer lugar debe sostener la boleta de Juntos por el Cambio con las candidaturas de Macri y Vidal, para no perder a los votantes duros del “macrismo” ni a los admiradores de Vidal, pero a su vez, y como segundo registro, debe municipalizar la elección y tratar de sacar ventaja de la imagen de Martiniano despegando de la crisis económica, tarea difícil de sobrellevar sin sacar los pies del plato “macrista”. Es importante recordar que así como Vidal se resignó a la retirada y actúa en consecuencia, Macri por ahora insiste en la posibilidad del ballotage. La tercera acción de la campaña de Molina está orientada a restarle votos a Mendoza, intentando absorber votos de los sectores peronistas derrotados en la interna. También intentará seducir al resto de los sectores mostrándose como única opción para evitar el regreso del peronismo a Quilmes.
En síntesis, Martiniano depende extraordinariamente del corte de boleta, no sólo en su favor, sino también en contra de Mayra, y por añadidura del candidato “lavagnista” Fernando Pérez. Creer que puede darse un fenómeno de corte similar al del 2015, que disparó los porcentajes de Martiniano cerca del 45 por ciento de los votos, hoy es una idea por lo menos ingenua.
Por su parte, Mendoza tiene un camino mucho más liso hacia la intendencia del que había imaginado un par de meses atrás. A siete semanas de la elección, nadie percibe que las boletas de Fernández y Kicillof puedan caerse del 50 por ciento de los votos en Quilmes, es más, hay quienes vaticinan sin dudarlo que el candidato a presidente del Frente de Todos puede llegar al 60 por ciento. En lo estrictamente local, la suma de los candidatos de la interna en agosto superó el 54 por ciento, y Mayra se quedó con casi el 30 por ciento del total, a diez mil votos de Martiniano. Las matemáticas la favorecen por donde las mires.
No obstante a las condiciones objetivas que dejan a Mendoza al borde del triunfo, desde el entorno de la candidata no quieren descuidarse. La foto conjunta con los cinco candidatos que derrotaron en la interna fue una primera señal, pero mucho más clara fue la presencia de Mayra en plenarios que realizaron cada una de las agrupaciones que compitieron contra ella en agosto. Una cosa es sacarse una foto con los dirigentes y otra muy distinta poner la cara frente a los militantes. Mendoza quiere evitar cualquier tiempo de sangría, todos saben que históricamente la consecuencia de la interna peronista es la pérdida de votos para la elección general, y está claro que estos movimientos están destinados a evitarlo.
Dado este primer paso, el resto de las acciones estarán supeditas al clima electoral que construya el oficialismo. Mayra es parte de la ola opositora que inunda al país, y no necesita forzar situaciones para ganar voluntades. La presencia del candidato a gobernador Axel Kicillof el próximo 14 de septiembre, la posible presentación de Cristina Kirchner en Solano como parte de su gira político literaria a principios de octubre, y un acto de cierre de campaña, podrían definir el paquete de actos reforzando la mencionada “ola opositora”. Después todo será esperar, no cometer errores, y responder a las acciones del oficialismo. Mientras Martiniano tiene que sumar votos, Mayra sólo tiene que retenerlos.
Por otra parte, y fuera de la pelea por la intendencia, el diputado provincial Fernando Pérez también tiene sus expectativas. El candidato de Consenso Federal está convencido que puede superar el piso de 8,33 por ciento que se necesita para ingresar un concejal, y mejorar su posicionamiento político. Si bien participó de una interna muy pareja y la boleta de Lavagna y Bucca no llegó al 7 por ciento de los votos, desde el bunker de Pérez se especula tanto con la pérdida de votos de Juntos por el Cambio como con un goteo de votos consecuencia de la interna de Todos. La tarea de retener los sufragios de agosto y seducir a los desencantados de ambos lados de la grieta no parece fácil.
Por último, la candidata del Frente de Izquierda, Carla Lacorte, sin ruido logró llegar a octubre. La izquierda sufre en las elecciones presidenciales y se entusiasma con las legislativas, si bien viene manteniendo un núcleo duro que en la ciudad hace rondar a su boleta en el 4 por ciento de los votos, hoy no parece tener las perspectivas de crecimiento suficientes para arrimar a una banca. Esto no implica que bajen los brazos, ya que Lacorte y su grupo se caracterizan por la coherencia y la perseverancia.
Gracias por leer.
Da gusto leer un analisis imparcial, sin contaminaciones…???