Aunque no lo digan al micrófono, dentro de las estructuras de macrismo bonaerense entienden que las elecciones a nivel nacional y provincial están terminadas. Ahora lo esencial será la supervivencia. Arrastrados por la pésima performance de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal, los intendentes de Cambiemos del conurbano se ven en serios aprietos para tratar de pelear sus distritos. Desde el lunes comenzaron a trazar una estrategia para limar esta situación. Una apuesta a la ruleta con pocos números, pero la mejor opción que tienen.
Sin sorpresa alguna, el primer paso será reforzar el corte de boleta. Lo que hasta el 10 de agosto se hacía con tapujo será una política central de cara a las generales. Si es necesario repartir la boleta de Alberto Fernández con la municipal, lo harán. La intención con esto será reforzar a todo el sector que no los acompañó en las PASO por ir con Macri.
Hasta cierto punto podría ser contraproducente, si es que baja el piso en el que se encuentra el actual presidente, sin embargo, los Jefes Comunales creen que “más no puede caer” y que “todo es para sumar”.
Para eso necesitan un Macri competitivo en octubre. La conferencia de prensa del lunes los asustó y el mensaje grabado con el paquete de medidas económicas les trajo algo de tranquilidad. Saben que no peleará la presidencia pero si avanzaban las ideas de Peña se abría un enorme riesgo de perder todo y sentenciar a la fuerza política. Con las cuentas nacionales, entre el voto “miedo” a la situación económica; la conformación de un “voto útil” que vengan de quienes acompañaron a Espert y Gómez Centurión, hasta alguno que pueda sacarle a Roberto Lavagna, podrían incrementar el piso desde el que partan los Intendentes.
Desde las comunas justifican que sus expectativas no son un “sin sentido”: para los distritos donde el peronismo tuvo interna, como Lanús, Quilmes o La Plata, los intendentes cambiemitas tienen un nuevo flanco que sumar: los heridos. Siempre estuvieron en carpeta aunque ahora la tarea es más difícil, porque la magnitud de la derrota presidencial asusta a muchos que antes se hubiesen dedicado rápidamente a escuchar ofertas. Sin embargo, las heridas están. En cada uno de los distritos hay sectores enfrentados que rivalizan al punto de preferir que el peronismo no llegue al poder. Es un hecho, además, que el ganador de una interna nunca retiene el total de los votos, la esperanza subsiste en el PRO.
Los otros dos lugares donde irán a buscar votos son en los que votaron en blanco y en los que no fueron el último domingo. En voto en blanco fue cuarto a nivel nacional y en los distrito del conurbano llegó a estar tercero. Es una masa muy grande de gente que no eligió representación. Al poner como el factor irritante a Macri, fuera de juego, los Jefes Comunales creen que pueden convencer a algunas de estas personas
Mientras que aspiran que en las generales puedan sumarse hasta un cinco por ciento más de personas que vayan a sufragar. Se cuenta en base a lo que pasó en 2015, cuando el padrón que asistió pasó del 75 al 80 de las PASO a las generales. De esos que se suman, Cambiemos se quedó con 7 de cada 10, esto también podría hacer subir el piso que necesitan los Intendentes para pelear contra los candidatos del peronismo empoderados por la elección de Alberto Fernández y Axel Kicillof.
Una apuesta difícil como sacar un pleno en la ruleta, aún así posible, los Intendentes de Cambiemos aspiran a llegar con chances y no desaparecer arrastrados por la debacle macrista.