(Por Christian Skrilec)
La semana pasada una ruidosa marcha invadió el centro de la ciudad. La repercusión mediática fue menor a lo esperado, pero la marcha fue importante. Una densa columna de manifestantes se movilizó desde el corazón de Quilmes Oeste hasta la plaza de la estación bajo el lema “Quilmes Protesta”. Pese a que las razones de la marcha estaban sobre justificadas, como hecho político, la protesta no resultó.
El argumento de reclamar para que el gobierno de respuestas a las demandas generales, protestar por el interminable aumento de tarifas, la indomable inflación, la falta de trabajo, los comercios y las pymes que cierran, etcétera, son de una validez y una realidad inapelable. Ninguna duda que la mayoría de los vecinos acordarán con las motivaciones de la marcha. Pero no están dispuestos a acompañarla, más allá de algún bocinazo extraviado.
La presencia central de Pablo Moyano y el gremio de camioneros, fue y será reactiva a la mayoría de los vecinos, esa misma mayoría que está de acuerdo con la protesta. En menor medida también le son reactivos el resto de los gremios y las organizaciones sociales. Para que los vecinos se embanderen hay que quitarle las banderas a la marcha y limitarse a las consignas, y ni siquiera así se garantiza el acompañamiento físico de los interesados.
El precandidato a intendente más visible en esa marcha era el concejal por Unidad Ciudadana Ángel García, quien demostró que tiene iniciativa política y cierta capacidad de movilización. Una demostración que sólo tiene carácter interno.
Alguien que sin dudas está caminando el distrito es la diputada nacional Mayra Mendoza. Mayra milita. Sus actividades en los barrios se amontonan de apuñados los fines de semana. En algunos casos, esas actividades toman difusión y en otros casos volumen, cuando esto sucede, a veces, la trascendencia llega al vecino de a pie que sólo se choca con la política cuando no tiene respuestas a sus problemas cotidianos o cuando llegan las elecciones.
Mayra es muy activa en redes sociales, y sus muchos seguidores replican y elogian a su candidata a dirigir los destinos de Quilmes. Mayra se sabe, se siente y se expone ultrakirchnerista, y multiplica fotos con figuras como Agustín Rossi, Juan Grabois, o Roberto Baradel. El denominador común de estos tres nombres salta a la vista, su imagen negativa trepa por encima del 60 por ciento.
El peronismo kirchnerista no acepta que no alcanza con hablarse a sí mismo. Si bien estos actos, eventos y manifestaciones pueden servir como señales internas, mensajes al poder, o gestos políticos, tienen una debilidad estratégica de cara a una elección general.
Al gobierno de Cambiemos le van quedando pocos recursos para convencer a un electorado que se le vuelve esquivo. Hasta el futuro que le queda por vender está sospechado de posible fracaso. Pero entre sus mercancías disponibles, pone el foco en la negatividad ajena. Polariza, agranda la grieta, no le importa reescribir la historia y repetirla con constancia hasta que cuaje.
Ni la gobernadora Vidal ni el Intendente Molina podrán ofrecer al electorado demasiada gestión, haya sido buena, regular o mala. El desacierto nacional de Macri ya es suficiente para destrozar cualquier escaparate. Lo que Vidal y Molina van a vender en Quilmes como pan caliente, es lo que aún mantienen en un grado positivo, sus imágenes.
Quilmes no protesta ni milita. Los quilmeños, igual que los habitantes de todos los distritos, observan. Pueden beneficiarse o perjudicarse con las acciones de la gestión local, y ver condicionadas sus vidas por la política nacional. Pero a la hora de votar miran a sus candidatos.
Las elecciones que protagonizó el Intendente Gutiérrez siguen siendo pasibles de análisis que la clase política local se niega a debatir. El candidato a Intendente puede condicionar la intención de voto general y ampliar esa brecha localmente, y para el vecino, la negatividad, la desconfianza y el rechazo son argumentos de peso en su decisión.
Por eso algunos sostienen que la única pelea es interna, y a la hora de la elección general hay que mantener el perfil bajo y dejarse arrastrar por las boletas. El riesgo es que no alcance.
Las campañas recién empiezan, esperemos que mejoren.
Gracias por leer.
*Publicado en la edición Nro. 924 del semanario “El Suburbano”.