En la mañana del viernes se desarrolló una manifestación en las puertas de la municipalidad de Florencio Varela donde vecinos de Ingeniero Allan, nucleados en organizaciones sociales y políticas, reclamaron ser recibidos por el intendente interino, Andrés Watson.
Los reclamos giran en torno al estado de abandono que atraviesa la localidad. Según declaró Sixto, uno de los referentes, a este medio, “desde la tormenta del fin de semana nadie se acercó a ayudarnos. Necesitamos comida, ropa y colchones con urgencia para las familias que perdieron todo”. Además, contó que las calles están totalmente destruidas, las ambulancias no entran a los barrios y la inseguridad es cada día peor. «Tenemos miedo de salir de nuestras casas, estar de noche en Ingeniero Allan es un peligro para todos», agregó.
En el mismo sentido, sostuvo que desde la secretaría de Desarrollo Social no les dieron ninguna solución, y al momento en que hablaron con El Termómetro, tampoco habían sido recibidos por la licenciada Alonso, ya que Watson estaba en una actividad fuera del palacio municipal.
Asimismo, vecinas que se encontraban en la manifestación expresaron su preocupación respecto a la falta de colectivos. Desde fines del mes pasado, los ramales 2, 3 y 6 de la empresa de ómnibus Primera Junta (324) dejaron de realizar el recorrido alternativo que inició a fines del mes pasado cuando el municipio dispuso iniciar trabajos en la localidad, en los caminos por donde circulan las unidades. Por la obra, los colectiveros debían desviarse por las calles aledañas, pero debido al mal estado de las mismas, optaron por dejar de entrar al barrio.
“Ya hace casi tres semanas que no tenemos colectivos. El 324 no pasa por su recorrido, el lugar por donde chicos y personas mayores tienen para pasar está lleno de basura y animales muertos. Es una vergüenza que personas mayores, discapacitados y embarazadas tengan que caminar mas de quince cuadras para poder tomar un colectivo”, narró Claudia, una de las manifestantes. Otra vecina, se sumó al reclamo y manifestó: “La inseguridad que vivimos es terrible, a muchos nos robaron yendo a tomar el colectivo. Tenemos miedo por los chicos que tienen que ir a la escuela, y por nosotras cuando volvemos de trabajar”.
Cabe destacar que mientras se desarrollaba la protesta, la puerta principal de la municipalidad fue cerrada con persianas y vallada por un cordón policial que no dejaba a los vecinos circular por la vereda. Quienes debían acceder a las oficinas comunales debieron hacerlo por la parte de atrás, dejando registro de la visita con nombre, apellido y dni.