Mayra Mendoza (Diputada Nacional FPV)
Esta semana se conoció a través de la Dirección Nacional Electoral el calendario que tendrá en vilo a gran parte del microclima político. Quilmes no está ajena lógicamente a estos avatares, pero al igual que a nivel nacional, la realidad se impone. Este jueves 24 de octubre Cambiemos intentará votar en la Cámara de Diputados la media sanción del presupuesto del ajuste que tiene pensado para 2019 y ya está prevista una gran movilización opositora para rechazar un nuevo golpe al bolsillo de la ciudadanía argentina. Allí estaremos.
Quilmes no escapa al deterioro general y además cuenta con condimentos propios. Nuestra ciudad es una representación a pequeña escala de todas las complejidades del conurbano bonaerense, por eso los indicadores locales muestran un promedio de la región. La ciudad pujante e industriosa de clase media convive con una periferia claramente vulnerada. La fragmentación económica se traduce en desigualdad social que se plasma en lo concreto en una diferencia notable a simple vista entre barrios a pocos minutos de distancia. Resulta imprescindible antes de cualquier tipo de especulación electoral el desarrollo de un programa local mediante un plan estratégico, integral, con un Estado de amplia y profunda extensión territorial con capacidad para llegar a todo Quilmes. Será tarea principal de un gobierno municipal la gran deuda de la gestión de Martiniano Molina con Quilmes. Después de casi tres años un consenso general atraviesa la ciudad. Martiniano gestiona para Vidal y Macri, y el cambio fue para peor.
Ante una serie de problemas concretos lo mejor es establecer una serie de respuestas concretas. Nuestro proyecto de desarrollo deberá basarse a partir de los siguientes ejes: obras y servicios públicos; promoción económica y social; medio ambiente y recolección de residuos; salud, cultura y educación. Completar la red de cloacas, agua y gas tienen que ser objetivos prioritarios, pero también mejorar la infraestructura en transporte y comunicación para una real integración de todos los barrios. Para nosotrxs Quilmes no termina en las vías, como lamentablemente plantean algunos. La obra pública no puede limitarse a los cascos céntricos, tiene que llegar a todo el partido, desde los límites con otros distritos y hacia el centro. Además, debe ser planificada seriamente para no perjudicar a los comercios que ven durante meses caer sus ventas sin saber cuándo se va a terminar cada obra, como sucedió con la repavimentación y arreglos de Mitre, como sucede también con Calchaquí y el innecesario Metrobus.
La promoción económica también es estratégica en una ciudad donde la industria y la construcción (sector secundario) genera el 40,4% de la riqueza mientras el comercio y los servicios (sector terciario) impulsan la mayor parte con el 59,4%. Según estos datos del Instituto IDEAL, el consumo y la mano de obra resultan fundamentales en el desarrollo del distrito. En una economía nacional que se desploma trimestre a trimestre es de esperar que al menos los responsables de los ejecutivos locales estén a la altura para tender una mano al pueblo que le hace frente al saqueo financiero. En ese sentido, los programas de capacitación e inserción laboral, en articulación con instituciones de la educación y la cultura son fundamentales para crear redes de inclusión. Lógicamente en sintonía con el fomento a la radicación de actividades productivas, y con el fortalecimiento de las PYMES en lugar conducirlas al cierre definitivo de sus puertas.
Para el medio ambiente es central repensar la relación entre el río y la ciudad, recurso no solo natural sino económico. También crear programas que promuevan el reciclado y la separación de residuos en origen. El servicio de recolección es crítico no solamente por la limpieza de la ciudad sino porque acarrea problemas sanitarios donde hay más necesidades, como la vera de los arroyos Las Piedras y San Francisco, zonas de inundaciones y basural a cielo abierto. Por eso también se vincula la salud y urge fortalecer el sistema de atención primario, las salitas, dotándolas de equipamiento y de salarios dignos para quienes desarrollan el trabajo. Los hospitales Oller e Iriarte deben volver a ser sinónimos de excelente calidad de atención, para eso también se necesita un gobierno que se ponga al frente de la gestión.
De lo que se trata es de organizar la esperanza en una ciudad que amamos por lo que significa en nuestras vidas, una ciudad a la que necesitamos sustentable para que todos y todas seamos parte y en la que podamos desarrollar nuestros sueños y anhelos a nivel personal y social. No son objetivos fáciles, dependemos en gran medida de que nos animemos a construir lo que viene, ante un panorama nacional que será cada día más difícil. Confiamos en la capacidad de trabajo que nos llevó a lugares de representación y sabemos que con planificación y gestión en el mediano y largo plazo podremos volver a sentir orgullo por Quilmes, nuestra ciudad.