(Por Christian Skrilec)
La oposición está convencida que vuelve a conducir los destinos del Municipio de Quilmes en el 2023. Este convencimiento y algunos hechos recientes, refinan una estrategia elemental que fluye con naturalidad y sin necesidad de planeamiento, formulaciones o acuerdos. A continuación, los principales puntos de este nuevo entramado opositor, con sus aciertos y errores, basados en el determinismo, esa doctrina que afirma que ninguna acción podrá cambiar lo que está preestablecido.
El condicionante nacional
Quilmes en la Tercera Sección Electoral y San Martín en la Primera, suelen reflejar de manera muy fidedigna el resultado de la elección Nacional. Difícil es sentenciar si es primero el huevo o la gallina, y como afirmó Sergio Massa en la pasada elección, el resultado nacional refleja los resultados de Quilmes y San Martín. Lo cierto es que hay una coincidencia histórica inapelable que demuestra que cuando el peronismo se impuso en las presidenciales el intendente de Quilmes fue peronista, y cuando en la Nación ganaron los opositores, el Intendente de Quilmes fue opositor: Alfonsín-Vides, De La Rúa-Geronés, Macri-Molina.
En el contexto actual, con un gobierno Nacional que pena por la mayoría de sus flancos, con una economía errante, políticas sociales ineficientes y una interna cuyo límite no se encuentra, la continuidad del Frente de Todos en la presidencia se desdibuja inevitablemente. Si este escenario de retirada se afirma, la suerte de Quilmes, como preestablece la historia y presuponen los opositores locales, estaría echada.
Sin embargo, habría que anotar un par de observaciones importantes. En primer lugar hay que recordar en dónde vivimos, y lo que por acá sucede en un mes en otros países acontece en años. Todo indicaría un escenario cada vez más duro para el oficialismo, pero es absurdo asegurarlo, y para la elección definitiva faltan quince meses, todavía otra realidad, sea política, económica o social, es posible en un futuro mediato. En segundo término, hay que notar que como nunca, el peronismo-kirchnerismo da señales de una estrategia de fortificación y solidez en la Provincia de Buenos Aires para mantenerla bajo su mandato. Quilmes también es parte de la elección bonaerense, que esta vez pueda tener características particulares.
Por último, también se debe tener en cuenta que el Quilmes actual dista mucho del de los años ochenta y es muy diferente al del cambio de siglo. El distrito está fragmentado como nunca, la desigualdad, las brechas económicas, educativas, sociales e informativas, entre los distintos sectores de la sociedad se han vuelto sustanciales. Me dirán que esto ocurre en todo el conurbano, pero la aceleración local de las desigualdades es grosera respecto a los distritos vecinos. Necesariamente, este nuevo Quilmes, antes de lo imaginado, votará diferente.
Haciendo política sin esfuerzo
Apalancados en el escenario nacional descripto, la oposición descansa en el determinismo y en lo que parece un destino inevitable. A ello, como beneficio, le suma que ni siquiera debe realizar un trabajo de erosión local, para eso están los medios de comunicación nacionales y las redes sociales.
Lo que para Mayra Mendoza fue una ventaja: vínculo estrecho con Cristina y Máximo, referente nacional de “La Cámpora” y el “kirchnerismo” duro, relación directa con ministros nacionales y provinciales y el Gobernador bonaerense, reconocida militancia feminista, experiencia y contactos legislativos, entre otras virtudes, se volvió en su contra como un boomerang despiadado. Todo lo que la beneficia para gestionar la termina exponiendo como un blanco perfecto para la vocería mediática opositora. Lo mismo ocurre con las redes, que invitan a opinar sobre hasta la nimias acciones quilmeñas a tipos que en su vida cruzaron el riachuelo, y si lo hicieron, fue a través de la autovía dos rumbo a la costa.
El nivel de agresividad y desgaste que recibe la Intendenta por parte de medios y redes, exime a los referentes locales de ensuciarse en el barro de la política. No hace falta decir ni hacer ni complicarse, para eso están otros que lo harán por ellos.
Solo aquellos opositores que saben que carecen de chances de integrar un nuevo gobierno local, o los referentes nacionales que realizan sus paseos turísticos en la ciudad, se manifiestan reclamando acciones políticas intempestivas.
Cuando una visitante circunstancial, como Patricia Bullrich, reclamó la interpelación de la Intendenta por la causa de las cooperativas, los concejales opositores se miraron entre sí con cara de asombro. Sólo el concejal Walter Fernández, representando a la Coalición Cívica, intentó hacerlo. Dicho sea de paso, es hora de reconocer el esfuerzo de “Coquito” por redimir su pasado, incluso tomando el riesgo de presentar un proyecto de “Ficha Limpia”, que de haber existido, jamás le hubiera permitido llegar al Concejo Deliberante.
Los concejales opositores, que en cualquier época fueron el ariete para incomodar al gobierno de turno, también se plegaron al determinismo. Ni siquiera un proyecto como la concesión a capitales privados de las instalaciones del Pejerrey Club, que en otros tiempos hubiera generado un escándalo, los sacó de cauce. El análisis fue sencillo: “es un proyecto a mediano plazo, cuando arranquen vamos a gobernar nosotros y ahí lo vemos”.
Martiniano y a otra cosa
No hay maravilla ni Martínez, ni internas PRO ni enfrentamientos radicales, el candidato para el 23 es Martiniano y a otra cosa. Olvidar los principios gerenciales del PRO y la impronta acuerdista del radicalismo a la hora de tomar decisiones es auto-engañarse vanamente. Tengo para mí que la misma impronta terminará pesando a nivel nacional, aunque parezca más conflictivo.
Pero en lo local, Molina como candidato opositor, es indiscutible. Incluso, más allá de su voluntad, su opinión y sus deseos. Así como la política da, también exige. Por supuesto, que Martiniano también es determinista, y tanto él como su entorno están convencidos que la ola opositora nacional los llevará hasta el playón municipal.
No obstante están llevando adelante una acción política elemental pero interesante, que es realizar reuniones en distintos puntos del distrito cuatro o cinco veces por mes. Martiniano, usualmente acompañado por el cuarteto de concejales que lo secunda Galetto-Chiodo-Pérez-Bernasconi, se reúne con vecinos. La cantidad es irrelevante, a veces son diez a veces son treinta, pero son vecinos, no militantes, que también participan en las reuniones para hacer número. De continuar con este sistema, de al menos una reunión semanal con quince vecinos promedio, se puede producir un nivel de instalación sobre el retorno de Molina que excede a lo informativo, a los seguidores en redes o a los entusiastas opositores. El gobierno tomo nota de esto, y trató de combatirlo torpemente en Bernal Oeste.
La contracara oficialista
Obviamente el oficialismo tiene otra visión, y pese alguna especulación trasnochada, la intendenta Mayra Mendoza irá por su reelección. Por supuesto, en ese anhelo no hay determinismo que valga. El oficialismo local tiene varios puntos para aferrarse en su acción reeleccionista, y piensa en dar batalla hasta el último día. Todo esto, lo contaremos en una próxima entrega.
Gracias por leer.