(Por Christian Skrilec)
Inevitablemente hago esta nota, la misma nota, antes de cada elección. No recuerdo haberla escrito antes de las primarias de agosto, pero si la escribí no importa, la repito. Seguramente utilizaré palabras similares configurando situaciones parecidas para decir lo mismo: hay que ir a votar, hay que ir a votar con responsabilidad, hay que ir a votar con responsabilidad y con conciencia, si esto fuese posible.
En los tiempos que corren, donde buena parte de los políticos creen que las notas de opinión son tendenciosas, la información periodística es una operación de prensa, y los trabajadores de los medios que ganan dinero son mercenarios a sueldo del mejor postor, hay que curarse en salud por la relecturas, y decirle al político de turno que puede seguir pensando que este escriba es tendencioso, opera, y se vende al mejor postor, pero debe admitir esta nota la escribo antes de cada elección con el mismo criterio.
Y hago esta aclaración, porque parece que lo más importante para el gobierno por estas horas es que la gente concurra masivamente a las urnas, porque el gobierno cree en todos sus niveles (nacional, provincial y municipal), que los ciudadanos que no participaron en la elección de agosto, en caso de ir a votar en octubre, lo harán mayoritariamente por la opción oficialista en una proporción aproximada a los dos tercios. La especulación del gobierno tiene asidero, pero ahora no importa esta especulación, importa que votes, con responsabilidad y conciencia, y convencido de ser posible.
Los politólogos norteamericanos plantearon oportunamente que hay dos maneras sensatas y lícitas de votar, por el interés personal o por el interés general, y si estos intereses coinciden la situación es inmejorable.
La cosa sería más o menos así, si te va bien con el gobierno, podés votarlo con tranquilidad de conciencia, no importa que a tu vecino a tu primo y a todos tus parientes les vaya como la mierda. Tu voto es honesto, no importan los cuestionamientos éticos, morales, sociales, ni nada. Te va bien con el gobierno votas al gobierno, te va mal con el gobierno votas a la oposición, no importa que le pase al resto.
La otra forma de esta idea es votar por el interés general, que suele estar más cerca del interés del país o la patria, si en esta época se me permite semejante palabra. En este caso no importa si a vos te va bien o mal con el gobierno, sino tu percepción o análisis de cómo le va al resto. Si a vos te va mal con el gobierno pero a todos los tipos que vos conoces les va bien, votas al gobierno, no sólo por tu vocación de ética social solidaria, sino porque es posible que esa mayoría que te rodea te arrastre tarde o temprano a la bienaventuranza generalizada. El voto por el interés general suele ser mejor visto.
Obviamente que la composición del voto se fue complejizando con el ejercicio de la democracia, la individualización, las creencias, los medios, los factores de presión, la publicidad y las mil y una noches. Lo peor del caso, es que esa opción de precariedad binaria, de votar pensando en vos o en el resto, no es fácil de alcanzar.
La historia ha demostrado que una mayoría absoluta es capaz de votar en contra de sí misma, perjudicarse y salir alegremente a festejarlo. Buscate el ejemplo que quieras, esta nota no es ideológica. Esta nota te está pidiendo que vayas a votar, y que vayas convencido, te podés equivocar, pero de errores se aprende.
No te olvides que para los políticos, tu desinterés, tu falta de compromiso y tu desinformación son una ventaja estratégica e invaluable. Hemos puesto de moda frases en extremo pelotudas como “gane quien gane yo tengo que seguir trabajando” o “la política no me cambia nada”, cuando en realidad la política y los políticos te cambian todo, desde el valor de tus impuestos hasta la seguridad en tus calles, desde las condiciones de éxito de tu profesión tu comercio o tu fábrica, hasta la contaminación del ambiente. Vivimos con leyes, con las que se cumplen y con las que no, y ahora votamos legisladores.
Siendo que esta contratapa la leen habitualmente los interesados en los avatares de la gestión pública y de la política, es posible que la esté escribiendo para un lector inexistente. No importa, tengo propensión por ayudar al distraído.
Gracias por leer.
*Publicado en la edición Nro. 864 del semanario “el suburbano”.