(Por Christian Skrilec)
López-De Vido
El asunto no es cinematográfico, ni siquiera es periodístico o mediático, tampoco es político, tal vez sea literario: una tragicomedia sudaca. Desde la detención de Milagros Sala en Jujuy hasta la excavadoras capitaneadas por el fiscal Marijuan removiendo las tierras patagónicas, pasando por los contadores de billetes de “La rosadita”, eran imágenes que destruían la película “kirchnerista”. Hoy es diferente, el celuloide se prendió fuego y la gente se está escapando del cine.
El ex secretario de Obras Públicas de la Nación, José López, segundo de Julio De Vido, detenido mientras intentaba esconder (tal vez enterrar) bolsos y valijas que contenían millones de dólares, Euros y joyas, en un convento de General Rodríguez, es la escena que marca el final. Después de esto, no habrá segunda parte. A la sumo una dilatada serie televisiva describiendo la caída.
Terminemos con las metáforas, pero también basta de especulaciones o dudas. La caricatura de López con un fusil semiautomático en una mano, bajando bolsos llenos de guita en la otra, es degradante para todo el aparato político, ideológico, y de gestión K.
En el archivo de cualquier medio regional pueden verse infinitas gacetillas de los Intendentes junto a López, en reuniones, firmas de convenios, aperturas de licitaciones y actos políticos. López no sólo era De Vido, era el sinónimo de toda la obra pública de los últimos doce años de la Argentina. No hay escape, no hay salida discursiva, se terminó.
Si José López era el funcionario ladrón y Lázaro Báez el empresario delincuente, sólo quedan dos opciones: Julio De Vido y Cristina Kirchner eran socios en la corrupción, o fueron el ministro y la presidente más ingenuos de la historia de la humanidad.
Después de López, ya no queda margen para construir política como algunos lo seguían intentando.
Mussi-Mussi
Patricio Mussi repite como una letanía que “hay que escuchar a los viejos”, poniendo siempre como ejemplo la relación con su padre. Le hice caso, el domingo pasado en un acto en el Cementerio de Ezpeleta en homenaje a los caídos del 56, Mussi padre aseguró “…yo lo único que sé, es que el gobierno que pasó hizo muchas cosas por la gente, y eso es lo importante”. Por algo es Mussi, y hace treinta años que gobierna Berazategui, y sólo la cabeza PRO puede dejarlo afuera de la foto de la llegada del tren eléctrico a su distrito. Pero esa es otra historia.
La frase de Mussi, que tal vez informado, o convencido por alguna intuición, hace la salvedad de dividir con sutileza hechos de corrupción y políticas beneficiosas para la gente, es la única puerta de reconstrucción política que se le abre a todos los sectores peronistas que estuvieron de fiesta en la carpa “kirchnerista”. El diablo sabe por viejo, dice el refrán.
Macri-Vidal
Cuando sus ministros y funcionarios de primera línea hacen quedar al “elefante en un bazar” como un político habilidoso. Cuando los números describen una realidad cada vez más dura para amplios sectores de la sociedad Argentina. Macri recibe un golpe de oxígeno que le alcanzará para respirar los próximos tres o cuatro meses sin mayor esfuerzo.
La detención de López en su patética excursión al convento le va dar tanto aire al PRO, que hasta María Eugenia Vidal, que ya no encontraba la forma de contener intendentes en medio de un conurbano que empieza a tomar una temperatura preocupante, debe estar destapando agua Perrier para el brindis.
La conclusión del día de hoy (escribo esta Antitapa un par de horas después de que López dejara su jubilación de millonario para convertirse en enterrador político), es la misma que hace seis meses. El triunfo de Macri en noviembre del 2015 sólo fue posible por aquel presente “kirchnerista”, sin el fracaso rotundo del segundo mandato de Cristina no hay posibilidades de Macri presidente. Hoy, hasta los más rancios opositores peronistas, deben tomar conciencia que la ejecución de la política PRO de nuestros días, sólo es posible por la historia que desnudan en el presente.
Esto no justifica al “macrismo”, ni lo avala, ni lo hace impermeable a la crítica, hace algo aún peor, lo libera.
Gracias por leer.
Publicado en la edición N° 804 de el semanario «El Suburbano».