Eran las 2.30 del domingo, Joaquín caminaba por la calle 164, a una cuadra del Arroyo las Piedras y Montevideo, en el barrio Finexcor de Bernal Oeste, cuando fue interceptado por dos patrulleros. Se bajaron cuatro efectivos de la bonaerense, le gritaron que se detenga y, a la fuerza, lo tiraron al piso. Uno de ellos le dio un golpe de puño en el rostro y le pegó con la culata de su arma reglamentaria en la parte de atrás de la cabeza.
El mismo oficial le gatilló dos veces en la cabeza y luego la puso su arma en la boca: “¿Para quién vendes?”, le preguntaron, “yo no vendo droga”, le contestó. Sin embargo era sospechoso sólo por estar ahí.
Fueron cinco los policías que participaron del hecho, uno llegó a pie tras cruzar el puente. Entre todos miraron como el mismo oficial lo pateaba en el estómago, mientras Joaquín estaba tirado en el piso. Luego lo revisaron y le sacaron los mil pesos que llevaba en el bolsillo. Le volvieron a pegar con la culata de un arma y se fueron.
Sin embargo, la versión oficial sería que quisieron identificar a un “presunto” delincuente que circulaba en una motocicleta negra y que ingresó a una fiesta en medio del barrio, de la cual se tuvieron que ir tras ser increpados por los participantes de la misma.
Joaquín, con el maxilar roto, denunció la situación en la Comisaría Quinta de la Cañada y ahora la causa está siendo investigada por el fiscal Andrés Nieva Woodgate, bajo el juzgado del Juez Martín Nolfi.
Por el hecho hay cinco efectivos del Comando de Prevención Comunitaria (CPC) de Quilmes acusados de privación ilegítima de la libertad, robo agravado con uso de arma de fuego y apremios ilegales en servicio. Son los policías que hacían el recorrido de las zonas 28, 29 y 30, en Bernal Oeste en jurisdicción de las comisarias Quinta de la Cañada y sétima de la IAPI que actualmente fueron separados y no cumplen funciones.