(Por Christian Skrilec) Es posible que Quilmes sea el epicentro de todos los males bonaerenses, y no sólo por una cuestión mediática. Primero los profugados y el consecuente “submundo de Quilmes”, acuñado por el ministro Seguridad bonaerense Cristian Ritondo. Después el dengue y su retorno triunfal, con esa extraña forma de publicitarse y considerar que una decena de casos en nuestra ciudad es más trágico que 800 casos en Misiones. Y como si esto fuera poco: los camalotes, las culebras, las yararás, las nutrias, los lagartos, y hasta un muerto que trajo la corriente por las inundaciones producto de la crecida del Río Uruguay. Un combo digno para que el gobierno local haya pasado los primeros días de gestión por plagas inesperadas.
Pero la cuarentena, como tal, termina, aunque no necesariamente a los cuarenta días, aproximadamente el tiempo que lleva la gestión Molina desde su inicio. Y podría decirse que más allá de evidenciar su voluntad higienista, el gobierno comunal todavía no empezó a gestionar seriamente. No debemos preocuparnos en exceso, el gobierno bonaerense, tampoco empezó a gestionar en serio, y sus responsabilidades son ostensiblemente superiores.
Vale aclarar que uno entiende gestionar, como esa toma de medidas formales para alcanzar determinado objetivo. Por ejemplo, la gobernadora Vidal, afirma que van a “combatir las mafias del conurbano”, pero a la fecha, no hay noticias de ninguna medida concreta al respecto, excepto una docena de cambios circunstanciales y esperables en los organismos de seguridad. Gestión contra las mafias, nula.
Un poco mejor está Molina en nuestro pago chico, e insisto con la vocación higienista. Martiniano hablo durante toda la campaña de que “Quilmes está hecho una mugre”. Bueno, están limpiando. Hay un esfuerzo reconocible por recolectar la basura domiciliaria, barrer las calles, eliminar algún que otro basural, cortar el pasto y pintar una escuela. Actividades, las dos últimas, de simpático efecto publicitario para el Intendente.
Después, poco. Algunos eventos culturales, no mejores a los que venían realizándose, y un atisbo de bacheo en una ciudad que tuvo un servicio público deficiente durante 8 años y dejó las calles destruidas. Aquí la primera salvedad importante sobre la gestión: no hubo licitaciones por bacheo, ni compulsa de precios, ni publicidad sobre contrataciones directas, pero los conocedores del área, afirman que hay equipos de trabajo de la Constructora Calchaquí y de la empresa Vezzato, además de la materia prima provista por la Hormigonera Berazategui. Sería bueno que esto se aclare antes que oscurezca.
Otro tema que hay que resaltar, es lo ocurrido con el nombramiento de Raúl Méndez, titular del Sindicato de Trabajadores Municipales de Quilmes, como asesor en la Secretaria Legal y Técnica. No soy de los que se escandaliza por las maniobras políticas. Lo único que hizo la gestión Molina, fue repicar el esquema Gutiérrez, y respetarle su lugarcito al sol del poder al “Ronco”, para que no se ponga pesado con las paritarias.
Lo que si llamó la atención, es que el nombramiento, tomara estado público de manera tan rápida, y se filtrara de manera tan sencilla. Si se presta atención, se difundieron tres copias diferentes del decreto de Molina: uno era una foto del original firmado, otro, una fotocopia del original firmado, y el tercero, una fotocopia sin firma del decreto. Las tres imágenes se difundieron entre los smartphones de periodistas, y políticos opositores sin distinción partidaria. No hubo una filtración, sino tres. El gobierno ya sabe que cuando se le caiga un papel, corre el riesgo que en vez de terminar en el cesto de basura, acabe en una denuncia en tribunales. No se asombren, no existe un gobierno al que no se le caigan papeles.
En fin, un primer pantallazo de la cuarentena. Aunque también podría decirse que la de Molina es una cuarentena inversa. La cuarentena tradicional, es aquella en la que se aísla a una persona o a un animal por un período para evitar que propague alguna enfermedad que lo afecta. La situación aquí, es que no se puede gestionar sin enfermarse, y el Intendente, tarde o temprano, deberá aceptar el contagio.
Gracias por leer.
Luis Draghi, nuevo Secretario General de la oficina contra la Corrupción.
Radical, Martillero y Corredor Público, de destacada y comprobada «proba» actitud ciudadana…
Estoy de acuerdo que con el cotillón higienista no alcanza, pero también que esa cuarentena parece ser que lo tiene «aislado» del gobienro provincial y nacional. Ya pasó la novedad del cocinero con mayor cantidad de votos y ahora comienza la verdadera etapa de gestión en esta difícil sociedad quilmeña. Por otro lado, ya están migrando funcionarios extranjeros que pusieron de relleno, hoy da la sensación » ahora.. arreglate solo, si podes!
no veo ningún cambio en Quilmes !!! Siguen robando en cualquier lugar. Siguen las calles sucias . Martiniano para la foto corto el pasto en algún barrio . En Ezpeleta no barren ni juntan las ramas en semanas . O sea nada cambio.