(Por Christian Skrilec) Pasamos al menos tres cuartas partes del 2015 envueltos en la discusión política. Para los que ganaron esa discusión en las urnas, y hoy conducen el Estado, seguramente valió la pena. Para el resto, el ciudadano de a pie, el vecino común, más allá de apasionamientos, tengo mis dudas.
El año se nos fue entre los cierres de listas, las campañas, las urnas, las entrevistas y las especulaciones de todo tipo. La pregunta que deberíamos ensayar es qué piedra fundacional pusimos, qué semilla plantamos. Siendo más prosaicos, preguntémonos que nuevos proyectos comerciales, inmobiliarios, productivos, laborales, se iniciaron en este 2015 que se despide. Muy pocos, porcentualmente se cayeron a pedazos las iniciativas que venían en caída libre hace más de tres años.
Somos así, hay que esperar, hay que ver qué pasa, los audaces no abundaron nunca. Así que arrancamos el 2016 con la esperanza de lo nuevo, para mí, que escribo sobre cuestiones de la política, definitivamente espero que se valorice, de una vez por todas, la palabra gestión: 2016 es un año para que el Estado pueda gestionar.
Seguramente tendremos unos meses más de “kirchneristas” añorando un pasado que nunca existió, y de “macristas” recordando su buen pasar en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, mientras tratan de acertarle a la complejísima botonera municipal y bonaerense. La política sigue y es cotidiana, la “rosca” se aprieta y se afloja pero siempre gira.
Pero en el 2016 no hay elecciones, y si el mapa económico se ordena un poco, se puede pensar entre 15 y 18 meses de gestión propiamente dicha. En la Provincia o en Quilmes, un año y medio de trabajo constante y consecuente, cambia el panorama.
La expectativa de Quilmes
El dato más alentador para este año que se nos viene, es el diagnóstico duro y coincidente de la mayoría de los funcionarios que asumieron cargos en la ciudad. Es cierto que como estrategia natural, abusan de la crítica. El lector debe recordar que no existe nadie que haga todo bien, ni nadie que haga todo mal. La gestión saliente del “Barba” Gutiérrez cometió los suficientes errores como para que siete de cada diez quilmeños le diera la espalda. Pero a pesar de las fallas graves de gestión en áreas muy sensibles como la seguridad y los servicios públicos, también tuvo sus aciertos, que ya hemos enumerado oportunamente.
Pero ahora se vino el “Cambio”, y el Intendente Molina tiene claras algunas de las graves deficiencias que afronta el municipio que gobierna. Acusa recibo del 25 por ciento de marginalidad en el que viven los habitantes del distrito, de la falta de política de producción y por ende la escases de nuevos puestos de trabajo, de la deficiencia en la prestación de los servicios básicos al vecino como la iluminación y la limpieza, tiene claro que la inseguridad, es un problema que creció en proporciones exageradas hasta comparado con el resto de la provincia.
El diagnóstico está, lo que todavía no sabemos, es si está el remedio. La transición siempre es más compleja de lo que parece. Hoy, en algunas áreas, puede notarse la voluntad de trabajo, pero de allí a la eficiencia y a la respuesta definitiva, hay un trecho que sólo se recorre con el tiempo, que justamente es el de los bienes más escasos con los que cuenta la política. No sólo hay que acertar el diagnóstico, sino también hay que encontrar la cura, y los hombres adecuados para el tratamiento.
Pero como decimos siempre, la ciudad sigue a pesar nuestro. O como bien se expresaba en plena crisis del 2001, “los países no cierran”, bueno, las ciudades tampoco. Quilmes supo ser un faro para el conurbano sur, posiblemente la ciudad más importante junto a Lomas de Zamora. Hoy ese faro está apagado, quién lo apagó o quienes lo fueron apagando es una historia que debe seguir siendo desmenuzada. Lo cierto es que desaprovechamos un período de crecimiento espectacular que tuvieron los municipios entre el 2005 y el 2011, y ahora, con otras condiciones y otras circunstancias, tenemos que recuperarnos.
Con los mejores deseos para nuestra ciudad, y la esperanza de que el año que comienza sea favorable para todos, me despido.
Gracias por leer.
Publicado en la edición 787 del semanario El Suburbano.