Primero exultante por el triunfo y después visiblemente emocionado, Eduardo Schiavo, fue de los más expresivos de la elección. El ahora senador electo, abrazaba y felicitaba a cada uno de los militantes que ingresaban al bunker, pero el momento culminante fue la llegada de Martiniano Molina. Fundido en un abrazo, el “rulo” se emocionó hasta las lágrimas.