(Por Christian Skrilec)
No hay margen para cortarse sólo o hacerse el distraído. La nacionalización de las elecciones es un proceso que se asienta y recrudece cada dos años. El anquilosado sistema electoral está dejando de ser una ventaja para los intendentes del conurbano y con el correr del tiempo puede transformarse en su condena. En las legislativas, o elecciones de medio término, no queda otra que acompañar.
Los dos ejes de la campaña, como hemos descripto en publicaciones anteriores, serán la economía y la pandemia. Ninguno de los dos temas es competencia directa de los Intendentes. El primero, la economía, siempre dependió de las políticas nacionales, y ni siquiera la Provincia tiene un rol destacado en el desarrollo de la misma, fundamentalmente cuando los condicionantes son la inflación, la deuda o la devaluación. El segundo, la lucha contra el Covid 19, también la comanda la Nación, y aunque en este punto la Provincia tiene un rol central con la adopción y ejecución de restricciones y el plan de vacunación, los jefes comunales sólo tienen espacio para cumplir en mayor o menor grado la exigencia de las medidas tomadas por otros.
La crisis económica y sanitaria son de un volumen tan importante que las medias distritales son curitas para una herida de bala. La eximición de las tasas básicas para algunos sectores, la suspensión del cobro de las tasas de seguridad e higiene para comercios e industrias afectados, son más un gesto más que una ayuda solvente.
Tampoco está claro que sea lo suficientemente valorada la flexibilidad, que en la enorme mayoría de los casos, tuvieron los jefes comunales a la hora de aplicar las restricciones. Durante el último mes sólo se limitaron a que no se incumpla groseramente con algo que los pusiera en evidencia: los salones de fiestas, bares, restaurantes, bailables y canchitas de fútbol no funcionaron cuando no debían. A todo el resto de las actividades restringidas se le hicieron más o menos concesiones. Obviamente que no alcanza para resolver la castigada economía de los distritos.
Entre los más vulnerables, pese a la entrega de alimentos y las mejoras en todo tipo de subsidios, la economía solidaría y los trabajos temporarios sufren en exceso el impacto de la crisis
El caso de la pandemia es similar y consecuente, poco se puede hacer frente a la segunda ola salvo vacunar, y la vacunación depende de la provisión que nace en el gobierno nacional y en la distribución y la aplicación que depende de la Provincia. Porcentualmente algún municipio puede tener más vacunados que otro, alguna posta de vacunación puede estar mejor armada o tener una atención al público más sensible y eficaz que otra. Pero el escenario es conjunto, parejo.
No hay elementos para destacarse ni recursos para hacerlo. Por todos lados se anuncian obras, es más, la Provincia en estos días está repartiendo 12 mil millones de pesos en fondos de infraestructura entre los 135 municipios. En todos los casos puede suponerse un impacto vecinal con su realización, pero en ningún caso las obras tendrán impacto distrital. Hay que mirar con atención para encontrar obras cuya importancia cambie la situación general de un distrito. Este año no se inaugurarán avenidas, ni bajo vías, ni barrios, ni estaciones de ferrocarril, tal vez pueda encontrarse alguna particularmente importante pero tampoco hace al núcleo del problema.
No hay mucho que mostrar, ni siquiera la mayor inversión en seguridad que hayan efectivizado los municipios en su historia. En la Tercera Sección nunca se compraron tantos patrulleros, ni tantas cámaras como en el último año, pero la preocupación por la inseguridad sólo disminuye en las encuestas porque la preocupación por el virus y la economía crecen.
En este marco y citando a un referente de la zona, “hay que militar lo que se hace”, y como se repite más comúnmente, “militar la vacuna”. Nadie está gobernando como quiere o como hubiera querido, se gobierna como se puede. Aunque esto está lejos de ser una excusa válida para hacer campaña.
La suerte de los intendentes oficialistas está más atada que nunca al gobierno nacional y sus resultados en materia económica y sanitaria. No habrá candidatos remolcadores de votos y la acción política se limitará al detalle. En los municipios tendrán que hacer campaña atados de pies y manos.
Gracias por leer.