La Agencia de Fiscalización y Control Comunal de Quilmes genera polémica en la noche quilmeña. Los procedimientos que lleva adelante están bajo sospecha de la mayoría de los empresarios de la noche, que no entienden cual es el objetivo real de las nuevas autoridades de la Agencia.
Las irregularidades quedaron expuestas de manera obscena el pasado fin de semana, cuando el Municipio llevó adelante una serie importante de inspecciones en el centro de la ciudad cerrando la mayor parte de los bares, o prohibiendo que continúe entrando gente, entre las 3 y las 4 de mañana. Sin embargo, no lo hicieron con Buró, el boliche continuó con su estrategia de salir a buscar a los jóvenes que salían de los bares cerrados bajo amenaza de clausura, todo esto ante la mirada de los funcionarios del gobierno, quienes estuvieron apostados con las camionetas municipales en la esquina de Lavalle y Garibaldi, y de personal policial que estaba con dos patrulleros en las puertas del beneficiado local nocturno.
Desde hace semanas, el mecanismo es el siguiente; alrededor de las 5 de la mañana, personal de Buró comienza a circular por el centro de la ciudad buscando a los jóvenes que salen masivamente de los bares, que tienen la obligación de cerrar en ese horario, allí los invitan a seguir la noche en Buró y sin pagar entrada, les pegan una calcomanía “VIP” en el celular y así podrán seguir bailando hasta pasadas las 7 de la mañana, ante la mirada cómplice de las autoridades municipales.
A principios de junio el concejal de Unidad Ciudadana, Ángel García, ya plateaba esta situación y pedía que se haga cumplir la ordenanza de nocturnidad; en esa línea contó que “El domingo a las 7 de la mañana Buró estaba abierto con un patrullero en la puerta, cuando la ley provincial dice que hay que cerrar a las 5.30”.