A pocos días de lo que fue su ordenación como obispo auxiliar de la Diócesis de Quilmes, el sacerdote Marcelo “Maxi” Margni habló con TTT sobre la situación en los distritos de la región, las complicaciones con la droga y el narcotráfico en la zona, la política en los barrios y el debate acerca del aborto.
Ante una gran multitud de fieles y representantes de la comunidad cristiana, el viernes pasado el padre Maxi fue consagrado epíscopo y asumió a los 46 años. El acto se llevó a cabo en un escenario montado especialmente para la ocasión frente a la Catedral de la ciudad y contó con la presencia de Martiniano Molina (intendente de Quilmes), Andrés Watson (jefe comunal de Varela) y Juan José Mussi (presidente del Concejo Deliberante de Berazategui).
Y en su primer contacto con la prensa tras su ordenación, el religioso indicó que está “sorprendido” y que la celebración “fue un momento intenso”. Como principal foco de “preocupación”, colocó al tema de la “droga y el consumo”. “Es una realidad complicada y no podemos descomprometernos. Ahora lo que están viendo es una organización pastoral que no es nuevo, pero está causando mucho estrago”, dijo.
Otro de los temas que puntualizó fue la “desocupación juvenil”, ya que “un chico sin trabajo es un pibe que no puede mirar más de dos días para adelante”. “Eso es un tema que los pibes, que sobre todo de los sectores populares, que no saben dónde mirar”, indicó. Por eso, el obispo auxiliar destacó los proyectos que se llevan adelante desde Cáritas sobre cursos de oficios.
Además tuvo una mirada crítica de la forma de actuar de la política en los barrios: “Hay que estar al lado de la gente, porque es la única manera que tenés de saber qué está pasando. La realidad no se puede callar, ese es el problema de la política. La verdad está en jaque, como si simplemente se construyera”. Mientras que afirmó la Iglesia tiene una “trayectoria” en su trabajo en los lugares más vulnerables que “intentamos fortalecer”.
El debate sobre el aborto
El padre Maxi lo calificó como un tema “delicadísimo”, en el cual para la Iglesia no es un “tema nuevo” y en el que “tiene muchas tensiones”. Si bien admitió que “toca realidades fuertes”, sostuvo que “hay mucha desinformación”. “Una cosa es la despenalización del aborto y otro la legalización. Sabemos de lo que se trata y de lo que tienen que vivir las chicas, sobre todo para las más vulnerables. Pero a nadie se le puede ocurrir que la Iglesia esté a favor del aborto”, sostuvo.
Y agregó: “Es verdad que el problema está y que se lleva vidas sobre todo de las más pobres. Pero no solucionamos nada aceptando esta legislación. Parece una tensión ideológica más allá de que no hay un diálogo maduro”.