(Por Christian Skrilec)
Allá lejos y hace tiempo, cuando el peronismo era una fuerza inexpugnable en la Provincia de Buenos Aires, los cráneos de la oposición política se derretían buscando la manera de terminarla. Hoy, dos elecciones mediante, la hegemonía se desvaneció y la fortaleza pejotista quedó reducida a la espumosa Tercera Sección electoral. No obstante, desde las altas esferas de Cambiemos se discute si las estrategias iniciales, aquellas que se trazaron con el primer triunfo de Vidal en el 2015, deben o no llevarse adelante.
Las estrategias eran bastante elementales y carecen de sorpresa más no de eficacia. Por un lado está la pomposamente denominada “reforma política”, que apenas se limita en lo inmediato a una reforma en el sistema de votación ya que tampoco asciende a reforma electoral, y por otra parte, está la “autonomía”, que poco tiene que ver con las autonomías municipales, sino que se resume en una oportunista fragmentación de municipios.
Después de asumir, el oficialismo amarillo intentó instalar el tema de la reforma del sistema de votación en la Provincia pero no tuvo éxito. La idea era terminar con el esquema de punteros, fiscales, y la tradicional arquitectura electoral que exigía a los partidos una base de poder territorial que el oficialismo no tenía. Pero los tiempos están cambiando, la manipulación de sufragios, fundamentalmente en el conurbano, ya no es lo que era. Y por otra parte, desde el retorno de la democracia, los casos que podrían llegar a la categoría de “fraude” son escasos. Las elecciones frustradas de Pinky en La Matanza y la de Cassanello en Quilmes podrían ser un lugar común para los memoriosos.
El voto electrónico o la boleta única, son una opción para terminar con todos los viejos vicios de la política territorial que venimos arrastrando en la Provincia desde los tiempos de los caudillos conservadores. Obviamente, hay vicios nuevos, y en esta tierra no hay sistema que esté libre de sospecha. La discusión se centra en eso, es el tema de fondo, pero Vidal lo complicó todo. Es sencillo, si hay algo que limita cualquier sistema de votación diferente al que utilizamos hasta ahora, es el arrastre directo, y no hay político que arrastre más votos al día de la fecha que la Gobernadora Vidal. A Cambiemos ya no le molesta la lista sábana si viene estampada con la cara de María Eugenia.
El otro punto que se analiza es la fragmentación de los municipios. El oficialismo azuzó con La Matanza. Territorio emblemático, sobrepoblado, peronista, con niveles de desigualdad enormes entre las localidades. Partirlo en tres, como era uno de los esbozos de propuesta, seguía dando como resultado tres distritos conflictivos. Pero si hay algo que siguió demostrando esta elección, es que el voto tiende a la geolocalización. La constante del conurbano es que Cambiemos ganó en los centros y Unidad Ciudadana en las periferias. El problema que fragmentar centros y periferias no hará otra cosa que crear distritos ricos y sustentables y distritos pobres e inviables.
La experiencia más reciente es la escisión de Lezama del partido de Chascomús, pero el interior no es el conurbano. Para dar un ejemplo tendríamos que analizar la división de General Sarmiento en los noventa, con la creación de los distritos de San Miguel, Malvinas Argentinas y José C. Paz, y tomar nota de la suerte dispar de cada uno. Pese a esa experiencia, hoy abundan movimientos autonomistas de localidades que están al acecho y son un terreno fértil para el ensayo, sin llegar al extremo de La Matanza.
Para ejemplificar en la zona, hay vecinos de Wilde que quieren la autonomía de Avellaneda, y de Banfield que pretenden lo mismo con Lomas de Zamora. Algunas de estas iniciativas tienen bosquejos y ambiciones legislativas, como la creación de un distrito con las localidades de Lavallol, Turdera, Temperley y San José que hoy pertenecen a Lomas de Zamora; la separación de la localidad de Gerli de Avellaneda y de Lanús: la autonomía de San Francisco Solano tanto de Quilmes como de Almirante Brown, entre otros borradores que reformulan la distribución del conurbano.
Los fines son electorales, los medios inciertos. De reforma política profunda, de autonomía municipal en serio, por ahora nada.
Gracias por leer.
*Publicado en la edición Nro. 869 del semanario “El Suburbano”.
La autonomía para Solano es necesaria y urgente. El momento es ahora. No siempre están dadas las condiciones políticas para avanzar con un reclamo, más allá que sea justo.