(Por Christian Skrilec)
“A Molina le pusieron todos los fierros”. La frase, propia del lenguaje político del conurbano, puede escucharse en boca de cualquier referente barrial, político o periodista. “A Molina le dieron los fierros” o “le pusieron todo el aparato”, son variantes repetidas. Aquí el lenguaje académico del análisis coyuntural no es parte del juego, las palabras recurso, dinero, publicidad, apoyo, no resumen ni explicitan el significado de “fierros”.
Dos visitas del presidente de la Nación Mauricio Macri y dos visitas de la gobernadora María Eugenia Vidal en un lapso de una semana. La primera ocasión en vísperas del día del jubilado para anunciar un aumento. La segunda para participar de la inauguración de la Avenida Calchaquí. Dos visitas del ministro de Seguridad bonaerense Cristian Ritondo para inauguraciones menores, una visita de la ministra de Seguridad de la Nación Patricia Bullrich para inaugurar el CUM (Centro Único de Monitoreo) en un periodo similar. La ministra de Desarrollo Social Carolina Stanley también hizo pie en Solano en estos días demostrando un apoyo irrestricto. El promocionado plan preelectoral de la gestión de inaugurar 12 obras en 14 días puede acarrear más fotos con figuras de primera línea, más repercusión nacional y provincial.
A estas puestas en escena de indiscutible valor, se le suman otras cuestiones que pasan de largo pero que tienen claramente el signo del aparato estatal jugado en la elección, hechos que van desde los subsidios del Banco Provincia al Quilmes Atlético Club y la fiesta de San Francisco Solano, pasando por el otorgamiento de contratos de todo tipo en el Municipio, el financiamiento de los tradicionales punteros políticos, los pasacalles, los afiches, y las pintadas, algunas de ellas dibujadas en los paredones de la ciudad con mano de obra tercierizada y desde la Provincia.
Nadie duda a esta altura que CAMBIEMOS tiene la necesidad y la obsesión de ganar Quilmes. Alguno planteará que la colaboración en Lanús, el otro gran distrito oficialista de la Tercera Sección es similar. Pero no es igual. Al intendente Néstor Grindetti se lo apoya menos o se lo deja más trabajar por su cuenta, son dos de las posibles miradas para explicar la diferencia.
En resumen, estos son “los fierros” de los que habla la calle, y ante ellos un aparato de Unidad Ciudadana que se limita exclusivamente a hacer ‘cristinismo” en todo el conurbano, y en el ámbito local está roto por donde se lo mire. Entonces por qué la incertidumbre, más cuando las encuestas pronostican el triunfo bonaerense del oficialismo y proyectan chances reelectorales para el 2019. Qué es lo que hace al entorno del Jefe de Gabinete Federico Salvai, o del secretario de Medios Mariano Mohadeb, decir que los números en Quilmes no son buenos y que las cosas no están bien. Por qué el gobierno local se siente presionado a obtener un triunfo no sólo en la boleta local de concejales, sino en todas las candidaturas, incluso en la categoría de senador nacional, donde Esteban Bullrich quedó demasiado lejos de Cristina Kirchner para garantizar una reversión del resultado.
El omitir los signos de pregunta permite excusarme de ensayar posibles respuestas a estos interrogantes. Lo que sí puedo dar es una afirmación contrastable, el gobierno local desnudó en este tiempo un grado preocupante de amateurismo político que en circunstancias electorales se vuelve peligroso. Los ejemplos sobran: subestimó las elecciones de Agosto, creyó y aún cree que a la periferia se la seduce con cemento, tiene la ingenuidad adolescente de creer que punteros y referentes peronistas pueden sumarle votos en territorios ‘kirchneristas” consolidados a cambio de un salario, minimiza errores de gestión constantes en áreas sensibles (Seguridad, Servicios Públicos, residuos), carece de voceros y defensores de sus acciones de gobierno tanto en los barrios como en los medios. Esto en general, la puntualización agudizaría el diagnóstico.
La elección está nacionalizada, la gran figura de la campaña bonaerense es la gobernadora Vidal, el triunfo de CAMBIEMOS empieza a tomar forma. En este marco la súper estructura del oficialismo puede tolerar que lo local no empuje, pero no va a aceptar que no se deje arrastrar.
Gracias por leer.
*Publicado en la edición Nro. 861 del semanario “El Suburbano”.