(Por Christian Skrilec)
Negar que la desaparición de Santiago Maldonado se levanta como un iceberg en medio de la campaña electoral es de una ingenuidad manifiesta. Si bien es cierto que ese evento trágico e inesperado difícilmente afecte la voluntad arraigada en los votantes (salvo que se evidencie una complicidad inapelable del gobierno), la discusión sobre los sucesos de la Patagonia invade todo el territorio nacional. Dicho sea en contexto, ¿a dónde está Santiago Maldonado?
Los más perjudicados en este esquema son la gobernadora Vidal y los intendentes de CAMBIEMOS, que sobrellevan la nacionalización de la campaña como un yunque en el bolsillo. El conurbano sigue siendo la principal víctima del ajuste económico, y por ende la mayor fortaleza opositora. El caso Maldonado, que camina desgraciadamente hacia su irresolución, será un nuevo vector de conflicto imponiéndose discursivamente sobre las agendas territoriales. El problema para los oficialismos bonaerenses, es que pese a no tener ninguna responsabilidad en el tema, son políticamente parte del gobierno y por lo tanto no pueden hacerse los desentendidos.
Con ese nuevo conflicto a cuestas, a lo que hay que sumarle el problema creciente con las organizaciones sociales y algunos sectores sindicales, el aire triunfalista de CAMBIEMOS en la provincia comienza a enrarecerse. La polarización tan deseada por el oficialismo puede no ser la garantía de triunfo que tenían en carpeta.
El ensayo de Randazzo está terminado. La única argumentación sólida del ex ministro puertas adentro, es que su espacio debe mantener cierto volumen de votos para tener una ubicación aceptable en el nuevo armado que se iniciará formalmente después de octubre, aglutinando a todo el peronismo no kirchnerista. Por su parte, Sergio Massa tiene una argumentación similar, con la ventaja que pese a la magra cosecha de votos, buena parte de su tropa conservará bancas en los concejos, la legislatura y el congreso.
En este panorama es donde Unidad Ciudadana subsiste y se ilusiona. El triunfo en las PASO por un puñado de votos es irrelevante, es más, un resultado con una diferencia de menos de cuatro puntos porcentuales a favor preocupaba a todos los analistas K en los cálculos previos a la elección. No obstante, la caída de Massa y el derrumbe de Randazzo les están resultando más favorables de lo previsto. No está claro cuántos de esos votantes opositores se volcarán a la opción del voto útil de Cristina, pero si están tomando esa actitud una importante cantidad de dirigentes intermedios, candidatos sin chances, e intendentes de peso, que ven como su referencia o poder territorial se desvanece en la polarización consolidada entre Cristina y Macri.
La ambulancia funciona las 24 horas, y así punteros intrascendentes o futuros ex concejales consiguen contratos o prebendas del oficialismo que les toque en suerte. Lo mismo ocurre con intendentes desguarnecidos y legisladores. Porque el mecanismo de comprar voluntades no es exclusivo de ningún sector. La abrumadora mayoría de la política se ha vuelto ideológicamente permeable a las “efectividades conducentes”.
Pero el esquema de seducción que más se utiliza es la venta de futuro. Como ya dijimos, Randazzo y Massa ya venden el nuevo espacio peronista no kirchnerista y no excluyente de otras fuerzas, compuesto por gobernadores, intendentes desencantados, y candidatos frustrados.
Unidad Ciudadana vende el retorno inevitable del “modelo kirchnerista” a corto plazo, la receta de crisis económica, recesión, despidos, hambre, y represión, acorta el mandato de Macri a un período de cuatro años en el caso de los moderados y hasta el próximo verano entre los fanáticos.
Por su parte, CAMBIEMOS asegura que ahora enfrenta las elecciones más difíciles de la próxima década, que en el corto plazo la economía evidenciará su recuperación, la obra pública será impactante, y los cambios en la administración pública y el desarrollo privado serán tan fructíferos que no habrá manera de que no sumen adeptos, agregando a ello la presencia disruptiva de Cristina, garantizan gobiernos PRO al menos por ocho años.
Para cerrar me permito una cita de Ray Bradbury: “no estoy prediciendo el futuro, estoy tratando de prevenirlo”.
Gracias por leer.
*Publicado en la edición Nro. 858 del semanario “El Suburbano”.