(Por Christian Skrilec)
La metáfora boxística es la adecuada. El primer round lo perdió. No lo noquearon, no lo golpearon por demás, no besó la lona, lo perdió por puntos y en fallo dividido. Para muchos, la tentación de “pegarle un sartenazo al cocinero” es grande, pero la elección no lo amerita por más que se esfuercen.
Unidad Ciudadana ganó en Quilmes. El escrutinio provisorio lo demuestra: La boleta de Unidad Ciudadana obtuvo 115.776 votos, mientras que la lista de CAMBIEMOS sumó 108.767. Podría ser el fin de la discusión si yo me dedicara a repartir panfletos, pero no.
Según el mismo escrutinio, los votos de Unidad Ciudadana se dividieron en tres: 98.733 para la lista Celeste y Blanca, 10.212 para la lista 31 y 6.831 para la lista 35. Entonces, también es cierto que el candidato de CAMBIEMOS, que no debió enfrentar una interna y la consecuente división de votos, obtuvo 108.767, es el candidato más votado. Repito, no reparto panfletos, así que sigamos.
Trazado este panorama hay que señalar que a Molina no le fue bien. No logró el triunfo para la boleta de CAMBIEMOS en lo local, sacó unos 500 votos menos que la lista de diputados provinciales y nacionales, aunque sumó unos 1000 más que sus candidatos a senadores nacionales. En síntesis, no evidenció una tracción de votos hacia arriba y tampoco se benefició con un corte que premiara su gestión local.
Por su parte, algo similar ocurrió con Unidad Ciudadana, donde la lista local obtuvo aproximadamente 500 votos menos que la lista de diputados provinciales, mil menos que la de diputados nacionales, y más de 8 mil votos menos en la categoría senadores nacionales. Aquí también la situación es compleja, porque la boleta local no pudo seguir el arrastre del voto “cristinista”, y por supuesto quedó muy lejos de la contundencia de la Tercera Sección electoral.
Estos números hablan a las claras de una situación de paridad en el ámbito local y de una pelea que arranca de nuevo en octubre. No se puede más que conjeturar que pasará con los votos que obtuvieron las listas cortas de Lozano y Nieto, o si los desencantados de Randazzo o Massa se volcarán a votar la lista completa de Unidad Ciudadana para oponerse al gobierno o pesará más su “anti-kirchnerismo”.
El problema post electoral de Martiniano es la interna de CAMBIEMOS. La diferencia se establece por comparación: el resto de los intendentes “amarillos” que habían logrado el batacazo en las elecciones del 2015, más o menos votos, consolidaron su posición electoral. Obviamente cada uno en sus circunstancias, Arroyo en Mar del Plata y Garro en La Plata debieron esconderse tras las faldas de Vidal. Tagliaferro en Morón y Valenzuela en 3 de Febrero pelearon en una elección pareja de la Primera Sección electoral, y en los otros casos, el interior rural es un mundo muy diferente al conurbano.
La herida de Quilmes la infringe Lanús. Allí Grindetti pelea en las mismas condiciones que Molina. Pero el otro intendente de la Tercera que tiene CAMBIEMOS se impuso a Unidad Ciudadana por más de 5 mil votos, y las listas de diputados provinciales y nacionales obtuvieron una diferencia a favor de aproximadamente el mismo volumen. Sólo la lista de senadores de Unidad Ciudadana doblegó al oficialismo local y lo hizo apenas por 500 votos. El caso es interesante porque la imagen positiva de Grindetti es sensiblemente menor a la de Martiniano, pero su gestión municipal está mejor considerada por los vecinos, y eso le alcanzó para obtener el resultado.
Esta herida la escarban con distinto grado de profundidad desde varios sectores: una amplia fracción del radicalismo que ya no es parte del gobierno, los peronistas en Cambiemos que fueron puestos de costado, los otros Jefes Comunales que celan el drenaje de recursos que recibe Quilmes desde la Provincia y la Nación, y varias figuras del PRO bonaerense que se incomodan con el protagonismo creciente que la gobernadora le otorga al Intendente de Quilmes.
Son las reglas de juego de la política, al que gana le sobran razones para la victoria y al que pierde no le alcanzan las explicaciones. De lo único que estoy seguro, es que el próximo round, el que define, Martiniano deberá enfrentarlo de otra forma si no quiere perder indiscutiblemente la pelea.
Gracias por leer.
*Publicado en la edición Nro. 856 del semanario “El Suburbano”.
Buen día Martiniano tiene q mirar más allá rio xq todavía se puede recuperar es su barrio y no mejoro nada.tiene gente ahí q le hizo toda las campañas del 2015 y se olvido de ellos.la campora te va a chutar todo el rio.tiene todo un mes y un poco último más para q pueda la gente de la rivera creer en este gobierno.gracias
Mucha gente trabajo para que el sea intendente y traiciono a todos, muchas personas fueron dadas de baja en el municipio y en lugar de ellos fueron incorporadas dirigentes de la anterior gestión, espero pueda darles solución a la gente a esa gente que traiciono. Y tambien pueda despedir a Sergio Chomizyn secretario de servicios públicos que es quien esta causando estragos y despidiendo trabajadores en todas las delegaciones, gente que trabajo para la actual gestión. Molina usted debe solucionar todos estos problemas, no puede decir que usted no tenia conocimiento de esto.
Jose tenes mucha razón con respecto a molina el alude desconocer cosas pero no es justificativo xq X ser intendente tiene q estar al tanto de todo o caso contrario cambiar a sus asesores X ocultarle las cosas.pero eso es cuento viejo.y con respecrónica a Sergio de servicios publicos no puedo opinar xq no se si es así. Gente de anterior gestión a dejado mucha y también dejo gente de su gestión afuera del municipio.es ahora el momento de q cumpla y si no lo hace queda septiembre completo para arruinar su gestión y q sienta en octubre lo q esea ser traicionado. Q no se olvideo q sólo Está xq vidal lo banca y no X los ciudadanos quilmeños pero todo tiene su fin.yo fui traicionada X esta gestion.