(Por Christian Skrilec)
El cierre de listas vulneró la intimidad de la pelea por el poder político de la ciudad, la desnudó y la dejó a la intemperie, y en esa lucha quedaron dos actores con un papel indiscutiblemente protagónico: Martiniano Molina y Aníbal Fernández. Alguno que otro obtuvo algún papel de reparto, pero el resto no pasó del casting.
Durante los últimos 18 meses a Martiniano Molina se lo calificó de “cocinero”, recordándole permanentemente su origen de chef televisivo, su ingenuidad para los asuntos públicos, su desconocimiento de la articulación política, y demás falencias de un recién venido al pequeño mundo del ejercicio del poder. Para decepción de muchos, Martiniano acaba de demostrar en el cierre de listas que tiene tanta o más aptitud que cualquiera de los políticos de la región que pretenden ocupar cargos electivos. Es cierto que en el 2015 las circunstancias y el azar pudieron sentarlo en la intendencia del quinto distrito en importancia de la Provincia de Buenos Aires. Pero eso cambió.
A la hora de armar las listas, Martiniano actuó como un político de objetivos claros. En un cierre furtivo borró de un plumazo a todos los aliados que condicionaban su gobierno y se rearmó exclusivamente con su propia tropa. No le preocupó que a Eduardo Schiavo le quedaran dos años más en el senado bonaerense, ni poner de la vereda de enfrente a buena parte del radicalismo dejando sin concejales ni funcionarios a la estructura del diputado provincial Fernando Pérez. Tomó la decisión, obviamente con consecuencias que sólo el tiempo podrá medir, pero apostó fuerte. La jugada no le cerró por completo porque Pérez, quien también tiene la ambición de poder intacta, logró un lugar en la lista de legisladores que le permitirá renovar su banca. En ese marco, agregar que 48 horas antes del cierre, Molina no tenía posibilidades de poner un hombre de su confianza en la lista de legisladores por la Tercera Sección, y sin embargo, terminó ubicando a su jefe de Gabinete, Guillermo Sánchez Sterli, en el tercer lugar. Esto no es cocinar, es hacer política.
El otro nombre para volver a poner en la centralidad de la disputa por el poder en Quilmes es Aníbal Fernández. Para describir las maniobras, las jugadas y las sutilezas políticas de Aníbal haría falta un libro. Pero lo importante aquí, es que con el manual del conurbano bajo el brazo y su trayectoria, con lo poco que le quedaba, le alcanzó para adueñarse de la lista de Unidad Ciudadana en el distrito.
Es significativo contar que Aníbal estuvo completamente afuera del armado nacional y provincial del espacio liderado por Cristina Kirchner. No participó de ninguna conversación relevante del armado de las listas bonaerenses, y tampoco se lo tendrá en cuenta a la hora de la campaña. Sólo hará sus aportes personales pero con independencia de la construcción oficial. Y esto, como suele decirse en nuestro rubro, no es opinión, es información.
Pese a ello, a esa sombra del Aníbal que conocimos, le sobró para poner el primer candidato en la lista de concejales de Unidad Ciudadana (Matías Festuca), adueñarse de una futura victoria si es que se logra, y quedarse con el rol principal de cara a la pelea por el Municipio en el 2019. Todo esto, sin nada, con la chapa.
Ni la diputada Nacional Mayra Mendoza, hoy quizás el personaje político de Quilmes con más y mejor llegada a los mandos K; ni Daniel Gurzi y su envidiable nivel de conocimiento entre los vecinos de la ciudad; ni el riguroso armado político de Ángel García; ni la vocación de Roberto Gaudio; ni el empuje territorial de Ricardo Oly Arguello; ni el prestigio de Mario Lozano; ni nada de lo que pongamos en la balanza, pudo con Aníbal Fernández.
Dos elementos a tener en cuenta. Está claro que Aníbal repite la fórmula que le permitió recuperar la conducción de Quilmes en el 2003, pero atención que hay un abismo entre Molina y el entonces intendente radical Fernando Geronés, y otro más profundo entre Festuca y Sergio Villordo. Por otra parte, el peronismo local necesita autoevaluarse, y descubrir si le faltan agallas, inteligencia, astucia, o que otro atributo para evitar que Aníbal Fernández siga poniendo candidatos Quilmes.
Gracias por leer.
*Publicado en la edición Nro. 849 del semanario “El Suburbano”.
cuando molina pone a dedo hace politica y cuando anibal f. pone a dedo es chapa?
Ya no tiene lugar en quilmes anibal afuera la morza! Asco me da.
Papelón de Unidad Ciudadana en Quilmes. Por resucitar a un personaje que ya estaba «muerto» se privan de darle a Cristina un caudal de votos más grande en el distrito. La lista única lista aprobada (Anibal / Campora) no entusiasma ni a sus propios candidatos.
Que aprendan del verdadero cambio de cultura política que es Cambiemos.
Ducote y Garro le pidieron a los funcionarios del gabinete que son candidatos, obligatoriamente licencia sin goce de sueldo durante el tiempo que dure la campaña electoral. Molina va a hacer lo mismo. Esto es lo que nos diferencia de Anibal.