(por Ezequiel González) La tragedia en el recital del Indio Solari en la ciudad de Olavarría despierta pasiones en el análisis sobre las responsabilidades que recaen sobre de los organizadores, del músico y del Intendente. Al Gobierno Bonaerense, quién también fuera responsable esta situación, esta situación parece resbalarle o pasarle por el costado.
La estrategia de la Provincia fue desconocer el problema, no emitió comunicados y hasta el lunes por la tarde no tomó acciones concretas. Christian Ritondo, el primer ministro en hablar del tema, 40 horas después de lo sucedido, deslindó responsabilidades y las dejó por entero al municipio. Aunque esto no sea del todo así.
Sorprendió la falta de reflejos bonaenrese, cuando hasta el Presidente, Mauricio Macri, habló del tema. En una entrevista televisiva, aseguró que “eso pasa cuando no se respetan las normas”, la gran pregunta es a quién le hablaba, a los empresarios que decidieron vender el doble de entradas y liberaron el ingreso o a la Municipalidad y a la bonaerense que no generó ningún control.
El domingo hubo una aproximación al Gobierno de Vidal, llegó por la cantidad de policías. El número apareció rápido, había 1100 efectivos destinados a operativos. La cantidad intentaba sonar pomposa, sin embargo es lo mismo que utilizan para un partido con no más de 10 mil hinchas en las gradas. Para el último Boca-River, el encuentro de mayor participación, entre la AFA y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se acordó 2200 policías, para unas 60 mil personas que podrían asistir. La diferencia a los 150 mil que esperaban y los reales 300 mil que fueron es abismal.
Sin siquiera haber comentado la muerte de las dos personas en medio del show, el primer movimiento del Ejecutivo fue mandar al Ministro de Gobierno, Joaquín de la Torre, a chequear como estaba, políticamente, el intendente de Olavarría. Ezequiel Gallí fue acusado de “apretar” para conseguir la aprobación del predio, que estaba judicializado y sobre el cual el Ejecutivo bonaerense no se expidió; aparecieron twitts de su cuenta en la que contaba que organizaba el show con “voluntarios” de la ciudad; y dispuso camiones municipales para trasladar gente como vacas a otros distritos y sacarse el problema de encima. Estaba mal y no hubo apoyo.
Las responsabilidades son claras. Lo que pasó dentro del predio corresponde a la organización y a la Municipalidad que había salido de garante en el acuerdo. Sin embargo, la situación posterior y quien debe velar por la aparición de las más de 300 personas que no tuvieron comunicación con su familia es de la Provincia. Policía y Defensa civil estaban a cargo de entrada y salida a la ciudad, la seguridad de los asistentes al show y de los vecinos así como del distrito en general correspondía al Gobierno de Vidal. Haber aceptado llevar 150 personas a una ciudad donde viven 100 mil implicaba conocer las condiciones de caso. Las medidas llevas a cabo por el Ministerio en la previa y post recital parecen haber sido nulas.
La primera acción concreta de la Provincia llegó recién el lunes alrededor de las 12 horas. El Ministerio de Seguridad anunció que dispuso un operativo rastrillaje para dar con las más de 300 personas perdidas o desaparecidas que quedaban hasta ese momento luego del show. Allí tampoco se hablaba de los muertos. En conferencia de prensa, esa tarde, Christian Ritondo no ahondó en el tema, pero quiso aclarar que no existían más muertos. La dimensión del problema llegó 40 horas después. Si dejó algo en claro: “la responsabilidad es de la municipalidad”, manifestó el titular de la Cartera y no dejó dudas, a Gallí le soltaron la mano.
El PRO vuelve a manifestar un defecto que sostiene desde que Mauricio Macri era Jefe de Gobierno Porteño: los problemas le explotan en la mano y la contención llega con mucho tiempo de retraso. Quienes ostentan el poder en Buenos Aires estuvieron faltos de reflejos para mostrarse al frente de la situación. Mostraron una situación de anarquía incontrolable que terminó con miles de personas a la deriva sin contención estatal. No estuvo ni siquiera la frase “estamos trabajando en el tema”, se optó por desconocerlo.