Por Romina Benegas
La tercera fue la vencida. Con un resultado bastante ajustado pero con todo el respaldo del Pro, Néstor Grindetti llegó hace un año a la intendencia de Lanús después de haberse presentado tres veces para ocupar el cargo. Su nombre fue uno de los más resonantes dentro del espacio político y uno de los que más presencia y “trayectoria” tuvo en esta parte del Conurbano, más allá de que aún por estos días hay quienes sostienen que no habita el distrito que comanda.
Con Mauricio Macri en la presidencia y María Eugenia Vidal en la gobernación, la comuna que hasta el año pasado era conducida por el peronismo, reunía todas las condiciones para iniciar una etapa prometedora. El vínculo que establecieron cuando los tres integraban el gobierno de la Ciudad parecía una garantía para el mandato del ex ministro de Hacienda porteño, pero las expectativas chocaron contra la realidad de un municipio complejo.
Después de un verano donde debió encabezar la presentación de una demanda contra Edesur debido al mal funcionamiento de la empresa en general, el mandatario local se vio enredado en la investigación periodística denominada “Panamá papers”. Allí, junto con su líder político -con quien está relacionado desde que ambos trabajaban en el sector privado- apareció vinculado con empresas “off shore”.
Grindetti trató de dar explicaciones al Concejo Deliberante y su presencia generó serios disturbios, entre los cuales se contaron “corridas, gritos y disparos”. Hubo acusaciones cruzadas y luego evitaron las referencias a la cuestión. En junio, la Justicia lo imputó por enriquecimiento ilícito, y eso constituyó una marca distintiva, “no positiva”, para la gestión.
Pronto las aguas bajaron y el tema quedó algo relegado. Tal vez como un mecanismo de “autodefensa”, el jefe comunal se mostró en varias ocasiones con funcionarios nacionales y provinciales, incluidos el propio Presidente y la Gobernadora. Como una muestra de que, “a pesar de todo”, la cúpula mayor de Cambiemos todavía “lo banca”.
Sin embargo, otras complicaciones surgieron para la administración lanusense, que se vio afectada por una de las problemáticas más sensibles para la sociedad: la inseguridad. A comienzos del tan mencionado “segundo semestre” ocurrió una seguidilla de asesinatos y robos violentos que tuvieron trascendencia nacional, encendieron la alarma y obligaron a extender la emergencia en seguridad que había sido declarada durante el gobierno de Darío Díaz Pérez
La sucesión de casos y la falta de respuestas para los vecinos que reclamaban mayores medidas de seguridad llevó a que los concejales de la oposición pidieran la interpelación del responsable municipal de área, Diego Kravetz. Pero finalmente, el pedido no prosperó y solamente lograron reuniones en el ámbito del Ejecutivo.
Después, con la visita de la ministra PatricaBullrich a la cabeza, el palacio municipal fue la sede donde se lanzó el envío de fuerzas federales al Conurbano, que se tradujo en la llegada de efectivos de Gendarmería, Prefectura y la Policía Federal. No obstante, pese al despliegue, el escenario sigue siendo uno de los más críticos de la Provincia.
En los últimos meses del año, se instaló una nueva polémica. Organizaciones ambientales reclamaron por el posible vuelco de efluentes cloacales de la Villa Olímpica que se está construyendo en Capital Federal en una planta de tratamiento instalada en Valentín Alsina. Pese a la insistencia, el Intendente no se expidió al respecto y la inauguración de la depuradora se llevó adelante en compañía de Macri y Vidal.
Ese mismo día, Díaz Pérez aseguró que la obra había sido inaugurada por él y la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Tanto el reclamo vecinal como la “denuncia” del actual senador, quedaron en una nebulosa.
Sin la mayoría propia en el recinto pero con el “acuerdo tácito” con el Frente Renovador, el oficialismo no tuvo inconvenientes para aprobar todo lo que se propuso. Desde convenio con ministerios nacionales y provinciales, con la banca pública bonaerense y con Edesur, que desde este nuevo ciclo comenzará a facturar la tasa de alumbrado municipal. Tampoco hubo problemas para la aprobación del presupuesto y de la suba impositiva para 2017.
Excepto en contadas ocasiones, el massismo jugó a favor de las iniciativas del jefe comunal y su equipo. El Frente para la Victoria, perdido en su propia interna, tuvo que enfrentar por primera vez el rol opositor y poco pudo hacer.
La apuesta para los próximos meses será ordenar el panorama que queda luego de un convulsionado 2016 y, camino a las elecciones, consolidar el armado que -por mérito propio pero también por las desavenencias ajenas- logró alejar al peronismo del poder.