El Padre Jorge de la parroquia Sagrado Corazón y el Pastor Iván de la Iglesia de Dios, del barrio IAPI en Bernal Oeste, visitaron TTT para dialogar sobre su trabajo en conjunto sobre las problemáticas que afectan al barrio y el rol de la Iglesia en el mismo.
“No fue una decisión nuestra tomar el liderazgo, fue una necesidad del barrio que empezó a tener cada vez más problemas. Se empezó a naturalizar la violencia, la venta de droga, todo se naturaliza. Lo que nos unió fue decir: primero está la vida de los pibes, y después las diferencias doctrinales” declaró el Padre Jorge.
Cuando los colectivos dejaron de transitar por el barrio, fue que la Iglesia se organizó con los vecinos en busca de respuestas, aunque según declaró el Pastor Iván, aún mantienen el reclamo para que el transporte público retome su recorrido original: “Esa tarea es del Estado, todavía seguimos con el reclamos porque los vecinos siguen caminando veinte cuadras”. Además explicaron que su rol no es el de generar problemas, sino que ofrecen de oído a los reclamos de la gente. “Cuando yo llegué pensé que era un barrio abandonado, se les ofrecían parches para no generar un escándalo”, declaró el Padre Jorge.
Por otro lado, hicieron referencia a la marcha “Si a la vida, no a la droga” a través de la cual reclamaron la intervención del estado en el barrio para combatir el avance de las drogas y mejorar la calidad de vida de los vecinos, y aseguraron que se trató de “un antes y un después”, ya que tomó mucha relevancia para los ciudadanos de Quilmes, incluso a costa de las represalias que los narcotraficantes que viven en el la IAPI podrían tomar para con los vecinos, al haber hecho públicas las denuncias. “La droga es el problema más fuerte, y el principio de todos los demás” declararon. “Hay una masa de dinero que no la maneja la gente de la IAPI. Ni los que tienen las cocinas, ni los que la venden” aseguró el padre Jorge. “Es todo un sistema que hay, cuando vienen los gendarmes se llevan 25 kilos (de droga) y dejan 500”.
Además aseguraron que los habitantes que tiene la IAPI, viven en condiciones deplorables, sin acceso a los servicios básicos de vivienda e higiene y que para los pibes, el acceso a la droga se plantea como una alternativa a las condiciones de vida. “El Estado como sociedad tiene que hacerse cargo de los pibes que no tienen un ámbito de contención” declaró el Padre y prosiguió “Tiene que haber una panificación de acciones concretas”.
Además afirmaron que la mirada estigmatizante de la sociedad es lo que los impulsa en la unión contra la muerte de los pibes del barrio: “Si se mueren cinco pibes que importan, tenés a los medios conmocionados por semanas. A nosotros se nos mueren pibes todos los días. Las estadísticas nunca nos ayudaron”. Y remarcaron que la discriminación hacia el barrio, obliga a la gente a negar su propia identidad y sentirse aislado del resto de la sociedad en todos los ámbitos.
Finalmente aseguraron que a pesar de la mala fama del barrio, ellos caminan tranquilos porque “entienden que lo primero que tienen las familias, es dolor. Dolor porque tienen que salir a buscar a sus hijos a la madrugada por los pasillos” y pidieron por “programas serios de contención y salud para los jóvenes y niños del barrio” y “mayor coordinación entre los órganos estatales y el barrio”.