(Por Christian Skrilec) Si observamos una foto de la multitud que participó de los espectáculos en el Parque de la Ciudad, si nos tuiteó Jorge Rial, si un canal de clara identificación “kirchnerista” como C5N le hizo una nota al Intendente PRO durante los festejos, y encima Mauricio nos mandó saludos y María Eugenia nos escribió una carta… podríamos decir que todo salió bien. Pero el análisis periodístico exige más atención que la propaganda.
Mal de ausencias
Lo hemos dicho infinidad de veces: la política es gestual. Los 350 años convierten a Quilmes en la segunda ciudad más antigua de la Provincia de Buenos Aires, y en la quinta más antigua del país (puede haber alguna diferencia entre historiadores pero es sutil).
Molina está entre las principales figuras con las que cuenta el PRO, no sólo en Buenos Aires, sino en todo el País. El PRO comanda los destinos de la Nación y la Provincia pero carece de arraigo territorial. Martiniano es el intendente PRO que obtuvo mayor caudal de votos en la elección del 2015. Y a pesar de estos datos objetivos y contundentes, no vino nadie.
Ni funcionarios nacionales, ni ministros bonaerenses, ni intendentes de Cambiemos, ni intendentes vecinos, ni legisladores reconocidos, nadie. Mala señal. El Municipio trabajó la hipótesis de la presencia de Macri en el desfile y la de Vidal en el Parque de la Ciudad. Era previsible que después del escrache que sufrió el Presidente (y de rebote la Gobernadora), en territorio marplatense el día viernes, si había alguna duda sobre su presencia, se desvaneció entre los piedrazos.
El mensaje de ambos líderes no es paliativo de la ausencia, una foto con cualquiera de los dos le hubiera dado un sustento y una sustancia política de utilidad evidente.
Apuro en el Tedeum
No hagamos un escándalo, pero para resumirlo, digamos que todavía la misa no había terminado. Martiniano se levantó y se fue, y detrás de él salieron en fila todos los funcionarios municipales. Esto de priorizar la agenda a los Santos Evangelios es inocuo para quien escribe, pero no para la Diócesis de Quilmes, que inmediatamente después de la misa empezó a hacer trascender su mal humor por el desplante. En el contexto nacional, y también en la particular realidad de la ciudad, no hace falta llevarse mal con la Iglesia.
Los ambientalistas
Reconozco que los grupos ambientalistas, algunos sectores de la izquierda, y los piqueteros entre otros, no son de los más respetuosos a la hora de protestar. Quizás sea eso lo que los haga efectivos en la difusión de los reclamos. No eran muchos, tenían una bandera grande que decía “no a la entrega de la costa”, se querían parar frente al escenario. Había formas más elegantes de sacarlos, por ejemplo, mandando un funcionario a ofrecerles una audiencia con el Intendente en vez de mandar a un “bota negra” que los enfrente a la voz de “rajen a estos pelotudos”.
Hoy la oposición retoza y el peronismo duerme hasta que se le pase la resaca, pero esta protesta fue una caricia al lado de la que podría darse el año que viene (electoral) en las mismas circunstancias. Lo ocurrido, como presagio, no es bueno.
El Mono
A estas alturas, negar la empatía que tiene el intendente con los vecinos es negligente. Goza de “comunicarse con buena onda” con la gente, al vecino le cae bien, no en vano lo votó el 45 por ciento de los quilmeños. Está claro que empieza estrenase de ese traje de impermeabilidad a la crítica que sólo pocos políticos pueden usar. Pero atención, no hay que tirar de la cuerda.
Los ejemplos abundan, desde De la Rúa hasta Scioli. En lo local, el 2009 de Gutiérrez con una imagen positiva cercana al 60 por ciento y una imagen de aprobación de gestión que apenas superaba el 25, y ni que hablar del nunca bien ponderado Fernando Geronés, que unos meses después de la elección del 99 firmaba autógrafos en la peatonal Rivadavia.
Que al Intendente lo trataran con respeto cuando le subió a regalar flores a Marcela Morello el sábado, no daba por hecho que lo iban a ovacionar los muchachos que esperaban un bis del hit “Ahí viene Ramón” en medio del recital de Kapanga el domingo. Martiniano se comió el chiflido, y el Mono (cantante de Kapanga), salió al cruce diciendo: “Tenemos que estar todos juntos por el bien de Quilmes”. El Mono tiene más política que los que le dijeron al Intendente que suba a hablar en ese escenario.
Conclusión
Los festejos fueron un hecho positivo para el gobierno si se mide en la participación de la gente en los distintos eventos (no en el desfile donde fue flojita). También fue positivo la buena organización, la promoción de los eventos, la ausencia de incidentes, y la profusa publicidad de todo ello que sirve para instalar a la gestión en el vecino. Pero hay errores a corregir, y señales que deben interpretarse, todas las fiestas, al igual que la de los 350 años, se terminan.
Gracias por leer.
Hola, fuí con mi SRA y mi nena de 3 años..y disfrutamos el desfile,.para nosotros fue inolvidable. La gente de lujo,..todos relajados,..cero PANCARTAS Y BOMBOS. LA GENTE QUE FUE ,..ERA LA QUE MERECÍA IR, LA QUE SABE LO QUE ES QUILMES!!! .YA QUE NO MUCHOS DISFRUTAN ALGO SIN SER ATRAIDOS POR UN CHORIPAN O ALGÚN PLAN. TERMOMETRO SOS MALA LECHE.
Lo mismo digo…!! Siempre se ven cosas grises cuando somos mala leche…
PABLO LOMBARDO NO SEAS MENTIROSO HAAAAA CLARO SOS IGUAL QUE ESTE GOBIERNO DE MANTIRA ,O CAPAZ QUE TE ABURRISTE Y TE FUISTE ANTES Y NO VISTE LAS PANCARTAS DE PROTESTAS Y COMO LOS CORRIO LA POLICIA
Hola, yo también fui al desfile con mis nietas y también me pareció flojo, no se si soy de lujo, pero hubo poca difusión y la gente de lujo que había, también tenían algunos un sanguchito y otras yerbas, quizá vimos de lados diferentes, respeto tu opinión Termómetro, y espero seguir siendo merecedora de ir ja.
Se ve que el autor quiere pauta con este copiar y pegar o los empleados del HCD están sin mucho que hacer, soy un tradicionalista y nunca se vió un desfile semejante en Quilmes, por favor, valoremos lo nuestro. Leo.