(Por Ezequiel González) La semana pasada el Ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Cristian Ritondo, en el marco de la emergencia en seguridad, firmó la resolución 199/16 que da inicio a lo que llama la reforma policial. La seguridad continúa siendo el problema más grave que sufren los bonaerenses, el nuevo gobierno no ha demostrado aún manejo sobre la fuerza y sufre de extraños hechos. Quilmes es ejemplo de las medidas y los cambios pero también de la falta de resultados. En la ciudad la brutalidad policial se incrementó a niveles ridículos, sumado a que sólo en los últimos 20 días siete personas murieron.
Las modificaciones que establece la nueva reforma policial, básicamente, muestran una vuelta al viejo sistema de comisarías. Se eliminan los Centros de Prevención Comunitaria, que acaparaban el control de los patrulleros, y los móviles volverán a depender del Comisario de la zona. Hubo una reducción drástica de la cúpula policial y de las Jefaturas Departamentales, que se habían incrementado sin lógica alguna durante la gestión de Alejandro Granados en el área. El cambio previsto por la nueva administración es volver a las bases del esquema de poder territorial de la policía bonaerense, fortaleciendo el poder de los titulares de dependencias que tendrán, a su vez, un control político más cercano.
El Cambio empieza por casa, por eso los distritos donde Cambiemos gobierna políticamente muestran una decisión mucho más fuerte de modificación del esquema policial. Quilmes es el gran ejemplo de esta situación.
Luego de la Fuga de General Alvear de los condenados por el Triple Crimen de General Rodríguez y su paso por la ciudad, el Ministerio de Seguridad comenzó con una purga que tuvo, como primer hito, la salida de Di Rosa de la Dirección Departamental de Investigaciones y, como golpe al corazón de la anterior gestión, la salida de un histórico aliado al peronismo quilmeño dentro de la fuerza, como Néstor Laurrauri, en ese momento director de Investigación de la Policía bonaerense.
La decisión más fuerte tomada por el Ministerio fue la de eliminar la Departamental Quilmes y relevar de su puesto a Sergio Paz, hombre que había llegado a ocupar ese cargo por pedido del ex intendente Francisco Gutiérrez. La medida fue encuadrada dentro de la reforma policial por la que Ritondo redujo de 74 a 32 las Jefaturas Departamentales. Por primera vez en su historia Quilmes no será cabeza de su departamento. Es más, no tendrá cabeza. Quedará gobernada, policialmente, por los titulares de las Jefaturas Distritales Este y Oeste, Carlos Varela y Nicolás Ordaz, respectivamente, quienes a resisten en sus puestos.
Sin embargo, el vendaval pegó fuerte en el distrito que conduce Martiniano Molina. En cuatro meses del nuevo gobierno cambiaron los titulares de las comisarias Tercera de Quilmes Oeste; Cuarta de Solano; Quinta de la Cañada (en dos oportunidades); Sexta de Ezpeleta; Séptima de la IAPI; Octava de Barrio Parque y el titular de la Policía Local, luego de que se conocieran escandalosas imágenes que el Jefe publicaba en sus redes sociales abiertamente. Solo resistieron dos seccionales, la Primera, a cargo de Sergio Godoy, y la Novena, a cargo de Francisco Centurión.
Trascendió que, a principios de enero, en una reunión que tuvo Molina con el Ministro de Seguridad le presentó una lista de cambios que necesitaba para el distrito, algunos con mayor y otros con menor urgencia. En todos los casos se cumplió con el pedido.
Los hombres que llegaron a reemplazarlos provienen de otros distritos, no conocen la ciudad ni las zonas de complejidad y eso quedó demostrado en las últimas semanas. Un ejemplo es el mal manejo de la investigación que tuvo el asesinato de Fabián Guzmán. Donde se lo relaciona a una interna entre barras bravas de Quilmes y a un mes del hecho donde murieron el hombre y su hija de 3 años, los dos acusados (reconocidos por testigos oculares) siguen prófugos.
Más aún, las estadísticas muestran que sólo en marzo hubo siete muertos a lo largo del distrito (el 16/03 habíamos publicado “Cuatro muertos en una semana” https://eltermometroweb.com/2016/03/16/cuatro-muertos-en-una-semana-en-quilmes/ ). Tres intentos de robo en el barrio La Cañada y uno en San Francisco Solano; una pelea vecinal en el barrio IAPI; un confuso hecho que terminó con la muerte de una mujer en Ezpeleta Oeste y un convicto asesinado de un disparo en un glúteo en Los Eucaliptos de Quilmes Oeste.
Además, Quilmes muestra ser víctima de un fuerte aumento de la brutalidad policial, reflejado en una serie de hechos de conocimiento público. Tiros de bala de goma en medio de los carnavales en febrero; misma situación dos semanas después en el parque de la ciudad contra hinchas de Berazategui y frente a un murga; la detención de un artista urbano en una plaza y previamente una requisa contra una banda de hip hop en una plaza; el cúlmine: una razzia, con reminiscencia a otros años, a alumnos de un colegio secundario de Quilmes centro.
Los cambios y las modificaciones no muestran en Quilmes los beneficios que auguran desde el Gobierno. La Policía no tiene una conducción clara y vive a la sombra del Ministerio, que tiene sus ojos puestos en la ciudad. Mientras las autoridades locales se entrevistaron la Ministra Patricia Bullrich de Nación a la espera de conseguir recursos. Sin embargo, nadie se hace cargo de los muertos.