(Por Christian Skrilec) “Te acordás Barba, cuando en septiembre del 2007 fuimos a la Rosada, nos sentaron en un pasillo y no nos daban ni agua”. Así rememoraba el Secretario General de la Unión Obrera Metalúrgica, Antonio Caló, lo ocurrido hace ocho años atrás, cuando Gutiérrez peleaba por obtener una lista colectora que le permitiese enfrentar en igualdad de condiciones al intendente de entonces Sergio Villordo.
Las palabras de Caló fueron pronunciadas desde el escenario donde el Intendente Gutiérrez lanzó su candidatura a la re-reelección, y observando objetivamente la coyuntura política, creo que las cosas no han cambiado demasiado en la actualidad. Ahora a nadie se le ocurriría sentarlo en un pasillo, ni mucho menos negarle un vaso de agua. El “Barba” Gutiérrez, hace siete años y medio que gobierna uno de los distritos con mayor peso electoral del país. Lo invitan a subir a los escenarios en los actos, lo sientan en primera o segunda fila a la hora de los anuncios, es parte de las reuniones de los intendentes de la Tercera Sección (la más influyente de la provincia en cuanto a votos se refiere), y sigue siendo un hombre clave en las negociaciones gremiales a nivel nacional. Pese a todo, al Barba no lo quieren. Lo aceptan, pero no lo quieren.
No estoy hablando de un asunto sentimental, estoy hablando de política. Y cuando digo que no lo quieren, digo que el “kirchnerismo” nunca lo apoyó a fondo, pese a que Gutiérrez demostró ser un soldado a la hora de defender las posiciones políticas e institucionales de los gobiernos de Néstor y Cristina. Ni la obra pública asignada a Quilmes en los últimos 30 meses, ni las fotos junto a la Presidenta de las últimas semanas alcanzan para tapar la suma de gestos de desamor.
El acto lanzamiento de la semana pasada es una muestra de ello. La UOM está siempre. El diputado Carlos Kunkel acompaña y colabora. Ahora empieza a repetirse la figurita (no llega a figura) del también diputado Edgardo Depetri, y algún que otro legislador menor, y hasta ahí llegamos. Este escriba está convencido que las rutilantes presencias del presidente de la Cámara de Diputados Julián Domínguez y el presidente del PJ e Intendente de La Matanza Fernando Espinoza, sólo se hicieron posibles por la oportunidad que tuvieron de tocarle la cola al Jefe de Gabinete Aníbal Fernández en el distrito que lo vio crecer y desarrollarse como político, y Gutiérrez simplemente ofició como instrumento en la competencia que tienen entre los tres por la candidatura a gobernador.
Miremos con atención. El “sciolismo” mantiene una relación a veces fría, a veces distante, y a veces mala con Gutiérrez. El Jefe de Gabinete bonaerense Alberto Pérez es uno de los impulsores de Daniel Gurzi para enfrentar al “Barba” en la interna. La buena relación que originalmente mantuvo Gutiérrez con Eduardo Camaño y con el actual senador provincial Alberto De Fazio, se evaporó quién sabe por qué razones. La Cámpora está completamente ajena al gobierno de Quilmes, pese a que la diputada nacional Mayra Mendoza es de la ciudad, y parte de la mesa de conducción de la agrupación de la Presidenta. Los Intendentes vecinos tampoco demuestran empatía alguna, es cierto que Gutiérrez siempre mostró diferencia con los “Barones del Conurbano”, pero después de ocho años debería tener mejor relación, al menos con sus descendientes directos o indirectos. Los ministros nacionales o provinciales, que visitaron Quilmes en múltiples ocasiones sin reportarse al Municipio, y escatiman permanentemente sus visitas oficiales son otro ejemplo de toma de distancia. Y así, decenas de hechos comprobables para afirmar que al “Barba” no lo quieren, que pareciera tener a todos en contra. Y todo esto sin sumar a la oposición, que naturalmente, no lo quiere.
Sin embargo, hoy Gutiérrez es el favorito para quedarse con la interna del Frente para la Victoria en las elecciones primarias de agosto, y si la fotografía política de hoy continúa en octubre, tiene chances inmejorables de ser electo por tercera vez como intendente. Contra todos los pronósticos, y contra todos. Si esto ocurre, van a tener que quererlo a la fuerza.
Gracias por leer.